jueves, 29 de marzo de 2012

VIAJE A POLONIA 2012: DIA 3, MUSEO DEL LEVANTAMIENTO DE VARSOVIA

A pesar de las poquitas ganas que teníamos de levantarnos debido a la cantidad de cerveza que corría por nuestras venas, lo agustito que estábamos tirados en la cama y el dolor de cabeza que algunos tenían, nos levantamos y, como ya parecía ser costumbre en Varsovia, nos metíamos un desayuno digno de reyes, digo desayuno por ser la primera comida del día, no tanto por la hora...

Sabiendo que ese día no íbamos a madrugar mucho porque nos iban a dar las mil después de darlo todo por la noche, dejamos el día entero para ir a un museo del que nos habían hablado muy bien. El Museo del Levantamiento de Varsovia. 

Curiosamente, el museo estaba en la misma calle donde vivían nuestros amigos, a unos veinte minutos andando y además de eso, los domingos era gratis. Empezábamos bien el día.

Fuimos caminando para que nos diera un poco el aire pero además aprovechamos para ver lo poco que queda del ghetto judío. Es increíble pensar como una ciudad, como puede ser Madrid, quede completamente destruida y casi sin signos de lo que allí ocurrió, que casi todo haya desaparecido y que tengas que imaginarlo mientras ves algunas fotografías del antes y del después. No puedo imaginar al Madrid de hoy completamente destruido. Y pensar que esta gente tuvo que vivirlo, y que de esto además no hace tanto...

Llegamos al museo y dejamos, de forma gratuita, todos los bolsos, mochilas y abrigos en la consigna de la entrada. Queríamos empaparnos bien de esa parte de la guerra que no se conoce tanto pero que también tuvo sus sufridores. La cantidad de polacos que murieron luchando por la libertad de su país invadida una y otra vez por extraños, como si ellos no tuvieran ni voz ni voto en lo que parecía un mero juego de tablero donde las fichas de unos u otros avanzaban o retrocedían ante la aterrada mirada de sus auténticos pobladores.



El museo sin duda es una visita obligada si viajas a Varsovia. Lo recomiendo altamente, de hecho, es uno de los mejores museos que he visto en mi vida, no solo por las cosas que en él se explican, recuerdan, aclaran, exponen, si no también por la forma tan interactiva de hacerlo.

Entras en otra etapa de la historia de la que, afortunadamente, no hemos sido participes pero de la que si lo fueron los coetáneos de nuestros abuelos. Puedes pasar horas y horas en el museo, que se divide en dos plantas, y aun así te faltaría tiempo para poder leer cada texto, ver cada documental, foto o grabación, escuchar los sonidos de la guerra, reales, que te adentran en todo ello, viendo diferentes objetos utilizados en la época o incluso unas especie de cápsula de un metro aproximadamente que tiraban a la población polaca desde el aire donde introducían medicamentos, ropa, jabón, algo de comida, armas y cosas que pudiesen servirles para levantarse contra el represor, y así lo hicieron. 




En agosto de 1944, los ciudadanos de Varsovia, hartos de la ocupación alemana y de todo lo que consigo había traído, decidieron levantarse sin la ayuda de ninguna otra ayuda extranjera y con los soviéticos al otro lado del río Vístula, que cruza la ciudad, observando desde cerca pero sin intervenir.

En el paseo de vuelta a casa decidimos tener una cena tranquila en casa para poder hablar relajadamente y jugar a algunos juegos mientras nos tomábamos algo así que nos fuimos a un supermercado cercano y nos liamos a comprar como si no hubiera mañana.

Llegamos a casa y nos pusimos manos a la obra, cada uno con una cosa. Revuelto de setas, gambas y trigueros, noodles de pollo y de verduras, canapés de salmón ahumado con queso azul, canapés de diferentes tipos de patés, unas ensaladas con queso, nueces, tomatitos cheery y algo que no podía faltar, el aranque.



Resulta que en Polonia es típico un chupito un tanto curioso. Consiste en tomar un trozo de arenque, metértelo en la boca, beberte un chupito de un vodka que tiene una hierba de un prado especial donde han pastado unos bisontes especiales y después de eso tienes que tomar un pepinillo.

Nosotros hicimos la versión light. Después de cenar empezamos con los arenques. Pensé que no me iba a gustar porque a priori no parece muy bueno....Pero sorprendentemente, ¡estaba rico! Tanto que no solo lo probé, me tomé 3. Vale, puede sonar a ¿¿¿¿3???? uhhhh.... que pasada,  pero yo casi no bebo alcohol y menos vodka a palo seco...pero este vodaka era como dulzón...Buena combinación si.

Así empezamos la noche y la acabamos como las grecas, jugando a las películas y con la botellita de vodka y los arenques a mano...



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