martes, 26 de noviembre de 2013

NUEVA YORK, COMO EN CASA

Creo que cualquier persona que conozca Nueva York estará de acuerdo conmigo en que es una ciudad llena de magia, que te permite soñar e incluso desarrollarte a nivel personal y profesional de una forma mucho más rápida que cualquier otro lugar en el mundo.

Lo cierto es que, en mi caso, lo que mas me impresiona de esta ciudad es que, aunque hacía mas de dos años que no volvía, siempre te sientes como en casa, como si nunca te hubieras ido.

Con mi memoria de pez, es sorprendente que me sintiera en la ciudad como pez en el agua. Recordaba como llegar a todas partes, como moverme en el metro, esos restaurantes o bares a los que me gustaba ir. Como si el tiempo se hubiera parado y todo hubiera estado esperando para cuando yo volviera.

Además de esto, la sensación que te da estar en un vagón de metro con asiáticos, afroamericanos, latinos, blancos, escuchando tres idiomas diferentes al mismo tiempo y que todo eso sea algo cotidiano, a mi me encanta.

Tenía mucha gente que ver, muchos amigos con los que hacer planes y solo una semana y media para hacerlo.

La boda de mi amigo:





Exposiciones de arte:





Encuentro con los amigos:





Compras por la ciudad:





Ser invitada al brunch en la Hispanic Society:





Paseos por la ciudad:





Conocer a nuevos miembros de mi familia americana:




Y muchas otros planes viendo al máximo posible de mis amigos, cenando, comiendo, quedando para tomar algo por la noche, miles de planes. Una locura de días pero que merecieron la pena sin duda.

Si a esto le sumas, una nueva proposición de trabajo en la ciudad, ver como me acogía todo el mundo y me decía que me echaban de menos y que volviese y lo bien que me sentía en Nueva York, tengo que reconocer que dudé si dejar todo y volverme de nuevo a continuar mi experiencia en esta ciudad.

La tentación fue grande la verdad pero, después de analizar las cosas olvidándome un poco de las emociones tan intensas, me di cuenta de varias cosas. 

Lo primero, en esta semana y media que pasé allí, todo el mundo hacía por verme, porque a la mayoría hacía años que no los veía. Esto no es así en el día a día de Nueva York. Todo el mundo está muy ocupado, trabajando tantas horas y haciendo tantas cosas que es difícil encontrar un rato para este tipo de cosas.

Además, creo que ese ciclo se terminó y que, aunque me haya quedado con un recuerdo tan bueno y me sienta tan bien en la ciudad, sería un poco volver atrás. 

Quizás ahora no puedo recordar bien las razones por las que decidí irme de Nueva York, pero está claro que las había. Prefiero ni recordarlas. Simplemente, quedarme con la sensación tan increíble de volver a la ciudad donde viví una parte de mi vida y sentirme como en casa, mantener esa conexión casi eléctrica con la ciudad y ver que, a pesar del tiempo y de la distancia, sigo teniendo muy buenos amigos allí, gente que me quiere y a la que quiero, gente que seguirá siendo parte de mi vida, espero, para siempre.

¡Gracias Nueva York por todo lo que me diste, me has dado y me darás!






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lunes, 30 de septiembre de 2013

BACK IN NEW YORK!! AUNQUE SOLO DE VACACIONES

Algo mas de dos años después de irme de la ciudad que mas experiencias me ha dado en mi vida, vuelvo a Nueva York a la boda de un amigo y de paso aprovecho para ver a toda mi gente allí, los que fueron mi familia en los años que viví en la gran manzana.

Algunos de ellos, como yo, se fueron de la ciudad pasado un tiempo. Ya se sabe, "Vive en Nueva York alguna vez pero vete antes de que te endurezca". Pero muchos otros aun disfrutan de la ciudad al mismo tiempo que intenta sobrevivir en ella.

Mirando atrás en el tiempo, me doy cuenta de lo mucho que significó para mi esta experiencia y de lo mucho que marcó los siguientes años. Tengo una sensación extraña de morriña e incluso podría decir que a veces me he planteado la posibilidad de volver porque fueron unos años tan buenos con tantas cosas que pasaron y toda esa gente que conocí... Pero, por otro lado pienso, es común que tengamos la sensación de que cualquier tiempo pasado fue mejor o que idealicemos esos años por buenos momentos que vivimos pero también los hubo menos buenos, no todo fue de color de rosa.

Quiero sentir en estos días que es lo que me dice la ciudad, si es solo un viejo amor convertido en amigo al que ver de vez en cuando o es algo mas y merece la pena intentarlo de nuevo. Estoy abierta a todo pero creo que cuando llegue allí veré las cosas desde otro punto de vista, con mucha ilusión de ver a mis amigos, con muchas ganas de volver a esta maravillosa ciudad, pero con los pies en la tierra y entendiendo que cada etapa tiene su tiempo y que la mía en Nueva York terminó. Veremos que me dice la ciudad.

Volveré a pasear por la quinta avenida y a sorprenderme con las luces de Times Square como si fuera la primera vez. Miraré hacia el cielo para reencontrarme con el Empire State o el Chrysler building, leeré un libro en Bryant Park, mientras por el rabillo del ojo veo a gente tan diversa pasar.

Me comeré un perrito de los puestos callejeros, una deliciosa cupcake, decidiré a mi antojo que tipo de comida quiero comer o cenar ese día aunque sea de Kazajudirviskan, (país que me acabo de inventar).

Así que volveré a ser casi una turista mas en la ciudad que un día fue mi hogar, curiosa sensación...

¡New York, I am back! :)


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miércoles, 11 de septiembre de 2013

GIANICOLO, UNA DE LAS MEJORES VISTAS DE LA CIUDAD DE ROMA

Trastevere es uno de los barrios con mas encanto de Roma, con sus tratorías, sus hiedras cayendo por las ventanas y cruzándose de lado a lado de la calle, los puestos ambulantes, músicos tocando... 

Pero quizás una parte menos conocida de este barrio es el Gianicolo. Un precioso parque por el que pasear y que ofrece una de las mejores vistas de la ciudad.

Como llegar:

Mi recomendación es, desde la plaza de Santa María in Trastevere, se sale de la plaza rodeando la iglesia, dejándola a mano izquierda y se avanza hasta coger la calle Vicolo della Frusta. Continuamos esta calle hasta que nos encontramos unas escaleras de frente, las subimos y daremos a una avenida mas grande de doble sentido. Seguimos rectos, bordeando unos muros, y nos encontraremos otras escaleras bastante durillas de subir que nos dejarán en la misma puerta del parque.


Una vez en la puerta, avanzamos a través de un paseo entre árboles llamado Passeggiata del Gianicolo.




Dejamos a mano derecha el Jardín Botánico y a izquierda un parque donde se hacen teatrillos y marionetas para los niños y donde, además, la gente se sienta a tomar el aire.




Un paseo muy tranquilo a pocos pasos del centro de la ciudad pero, al mismo tiempo, fuera de su caótica vida diaria. Este pasadizo verde también tiene a sus lados una hilera de bustos de importantes personajes del Risorgimento en homenaje por su ayuda.




Y al fondo, podemos ver el monumento ecuestre a Garibaldi.




Una vez que has llegado al monumento de Garibaldi, descubres a tu derecha lo que habías venido a ver, unas espectaculares vistas de la ciudad de Roma, especialmente recomendables al atardecer.




Y otra vez, como cuando paseas por el centro, vuelves a sentirte afortunada por vivir en una ciudad tan bonita y especial como Roma, a pesar de todo...




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sábado, 7 de septiembre de 2013

BARI, BONITA CIUDAD DE PASO HACIA CROACIA O GRECIA

Bari, la capital de la Puglia, es una ciudad con mucho encanto, con un aire medieval, conocida por ser una ciudad costera con buenas playas, por ser donde se cogen ferries para Croacia y Grecia o, simplemente, por ser la segunda ciudad mas importante del sur después de Nápoles.

Se distinguen dos Baris. La Bari moderna, que no dista mucho de cualquier otra ciudad moderna italiana, y la Bari antigua, con su vieja ciudad encerrada entre murallas y construida a base de piedra donde aun se puede escuchar un antiguo dialecto derivado de la jerga usada entre pescadores griegos e italianos para comerciar y que aun es usado al otro lado del adriático también, en Grecia.




Lo que mas destaca de esta parte de la ciudad, además de sus calles laberínticas, son la Catedral de San Sabino, el enorme castillo y la basílica de San Nicola, patrón de la ciudad, donde se encuentra una curiosa representación del santo mas divertida y menos formal de lo habitual.



Merece la pena pasar al menos medio día caminando por estas calles y comiendo en una de las terrazas de alguna de las plazas de esta zona. 

Justo fuera de las murallas, encontramos el paseo marítimo que te lleva en un agradable paseo a la famosa playa Pane e Pomodoro (Pan y tomate), donde puedes tumbarte al sol o darte un baño. No está tan limpia como las playas en España pero no está mal para unas horas al sol.




Para llegar a la playa Pane e Pomodoro, pasas por la pequeña marina de la ciudad, donde encuentras pequeños barcos pesqueros y algunas otras embarcaciones de recreo.




Pero además hay una marina mas grande que es donde se cogen los ferries internacionales que a tantos turistas atraen a esta ciudad ya que es una forma mas barata de cruzar al otro lado del Adriático.



Justo desde este punto de la ciudad, y antes de coger el ferry nocturno de tantas horas que nos llevaría hacia nuestro destino, Dubrovnik, se puede observar una bonita puesta de sol, con faro incluido.



Y aquí fue donde comenzaron nuestras vacaciones por los Balcanes, tras pasar medio día por la ciudad, tiempo necesario y suficiente, nos montamos en el ferry y nos acomodamos en nuestros asientos para pasar bastantes horas navegando rumbo Croacia, pero siempre felices por la aventura que nos esperaba.





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miércoles, 4 de septiembre de 2013

BOSNIA Y SU CLARO MENSAJE, "DON´T FORGET"

SARAJEVO:

Llegamos a Sarajevo desde Dubrovnik en el autobús nocturno que nos dejó en la estación a las cinco de la mañana. Es bastante común en estos países que en las estaciones de trenes y autobuses haya personas esperando con un cartel que ponga "sobe", que significa habitación, para llevarte a su hostal o incluso casa por un módico precio. Nosotras queríamos vivir esa experiencia así que no reservamos nada por adelantado.

Al llegar a la estación a esas horas, hasta las palomas estaban durmiendo. Así que hicimos tiempo desayunando y hablando con un nuevo amigo con el que pasaríamos todo el día, Pepe, de México.

Pasadas unas horas y sin que nadie apareciera con el cartel. Decidimos cogernos el tranvía hasta el centro y allí buscarnos la vida. A ojo, sin conocer la ciudad y sin mapa, nos paramos en lo que nos parecía un poco el centro, pero que podían haber sido las afueras perfectamente. Tuvimos la suerte de haber parado en pleno barrio turco que es la zona vieja de Sarajevo. Pasamos por un par de hostales pero estaban llenos. Al final dimos con uno que resultó ser el que una amiga le había recomendado a Pepe. Por 15€ por persona y noche dormimos en una habitación bastante grande con internet, toallas y todo incluido, compartiendo el baño.

Nos hicimos con un mapa de la ciudad y nos pusimos en marcha, no serían ni las ocho de la mañana. La primera parada, a escasos metros de nuestro hostal, estaba la Biblioteca Nacional. Edificio que se vio gravemente afectado por los bombardeos de la guerra y que desde el final de esta está en reconstrucción.





Al otro lado del puente, una antigua fábrica de cerveza local que aun sigue en pleno funcionamiento, un par de pequeñas mezquitas con sus jardines y sus curiosos cementerios donde las tumbas estaban, no se si decoradas o protegidas, por a veces unos cilindros y otras veces finales de espada que nunca había visto antes. De hecho, creo que era la primera vez que veía un cementerio musulmán pero ese día vería muchos otros.




Y de vuelta cruzando el río, el puente latino nos lleva al lugar exacto donde fue asesinado el archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero de la corona del imperio austrohúngaro en 1914, hecho que desencadenó la Primera Guerra Mundial un mes después.





La sensación que me dio Sarajevo fue de una ciudad un poco gris, un poco apagada. Quizás era porque el día estaba nublado pero no me pareció ser ese el único motivo. No podría explicarlo pero, le faltaba alegría o alma. Si no fuera por los pequeños grupos de turistas ruidosos que visitaban la ciudad...Aunque es verdad que por la tarde-noche, la parte vieja se llenó de locales y las terrazas estaban a rebosar. Quizás es una ciudad búho...




Después de un paseo por la zona fuera de la parte vieja, nos adentramos por las calles del casco antiguo para darnos cuenta de la cantidad de mezquitas por metro cuadrado que allí se pueden encontrar. Lo curioso es que, a escasos metros de estas mezquitas, puedes encontrar una sinagoga y un par de iglesias. Y aun hoy, ves pasar a mujeres con velo islámico, cruzarse con judíos ortodoxos y, al mismo tiempo, con turistas o incluso locales que no tienen problema en llevar una camiseta de tirantes o un pantalón corto . Esta mezcla tan estrecha de religiones y de creencias a mi me sigue maravillando.





Las estrechas calles de la zona vieja están llenas de teterías donde poder fumar cachimba, tomar un té turco, un café, poder comprar cualquier joya de plata, algún pañuelo, pocos souvenirs, aunque alguno si. Y así, dejándote llevar por esas calles peatonales de piedra, llegas al gran bazar, en pleno barrio turco.




Tengo que decir que el Gran Bazar de la ciudad me decepcionó un poco. Eso es lo que tiene el crearte expectativas. Yo esperaba un Gran Bazar como el de Estambul, vale, quizás mas pequeño pero donde poder comprar las mismas cosas que en Turquía. Pero la verdad fue que lo que mas podías encontrar eran fundas para móviles, imitaciones de bolsos, collares y pulseras de las que puedes encontrar en cualquier tienda de chinos en España.

Pero pasear por esta zona es una pasada, parece como si estuvieras en Turquía y hace un par de décadas al menos, con todos esos cacharros de latón, teteras, cajitas, espejos, platos... Lo que yo esperaba en el Gran Bazar.



Después de esta primera toma de contacto, nos sentamos en una terracita encantadora con bancos de madera a probar el famoso Cevapi que es una especia de pan parecido al del kebap y dentro tiene carne, cebolla, queso




Después de reponer pilas por poco mas de cuatro euros por persona, bebida incluida, nos fuimos a dar una vuelta por fuera de la zona antigua. Una avenida bastante mas ancha que las calles del centro nos lleva a uno de los sitios que mas me impactó de la ciudad. Lo que era un simple parque antes de la guerra y que, por fuerza mayor durante la guerra, pasó a ser un cementerio dado que no había donde enterrar a la gran cantidad de gente que moría. En medio de la ciudad, un parque público, un parque reconvertido en cementerio...Me impresionó mucho.




Pero además, en la entrada de este parque construyeron un monumento a los niños que murieron en la guerra con  unos grande rollos de metal donde se pueden leer los nombres de muchos de estos niños con la fecha de nacimiento y la de defunción. Una pena.





Aun, paseando por estas calles se pueden ver los edificios con la metralla, restos de la guerra, una imagen que no se te borra. Pero quizás la imagen que nunca olvidaré de la ciudad de Sarajevo es la que pude ver desde lo alto de una colina donde hay un mirador precioso que te deja ver un estupendo atardecer dejando a tus pies toda la ciudad. Lo que mas impresiona de esto es que, para llegar hasta arriba, pasas por un enorme cementerio, que no te deja olvidar que, aunque ahora Sarajevo es una ciudad nueva y con mucho encanto, en ella, se vivió un infierno.




MOSTAR:

A la mañana siguiente, cogimos un tren, típico de la Unión Soviética, hasta Mostar, la otra ciudad Bosnia que mas queríamos visitar. El trayecto en el tren fue bastante cómodo y tranquilo hasta que un revisor nos explicó en Bosnia que nos habíamos pasado de parada. El mismo revisor se encargó de hablar con un chico que se bajaba en la próxima parada, y que por supuesto no hablaba inglés, para que nos indicara como llegar a la estación de autobuses donde coger uno hasta Mostar.





Después de que una forgonetilla privada nos llevara desde donde estábamos, ni idea de donde era, hasta Mostar y nos dejara en medio de la parte nueva de la ciudad, empezamos a caminar hacia el centro mientras no parábamos de ver restos de edificios llenos de metralla o incluso solo el esqueleto de estos, lo que había quedado después de los bombardeos. Sorprende que tantos años después siga habiendo estos vestigios, cicatrices del pasado supongo.




Otra vez íbamos sin reserva y otra vez no encontramos a nadie con el cartel de "sobe" pero en cuanto llegamos al centro preguntamos en un par de hostales y nos ayudaron a encontrar donde alojarnos al precio que nosotras buscábamos. En pleno centro, habitación doble con baño compartido 15€/persona como en Sarajevo. Otra vez la simpatía bosnia salía a la luz.

Las calles empedradas del centro de Mostar son preciosas. Los restaurantes y tiendas mantienen una misma estética, rústica, casi medieval, encantadora.



Caminamos hasta el emblemático puente viejo de la ciudad, bombardeado y derruido durante la guerra separando la ciudad en dos. Estaba lleno de gente, y además es complicado cruzar porque el suelo es de piedra que resbala un poco así que ves como todo el mundo se agarra a los laterales y va cruzándolo como chiquito. Nosotras subimos a una de las torres del puente para ver una exposición de fotografía de la guerra sin saber que desde allí tendríamos una bonita vista del puente desde lo alto.




La exposición de fotos no nos dejó indiferente. Ver como aquellas personas intentaban llevar una vida lo mas normal posible mientras sus amigos, familiares o vecinos morían, sus casas eran bombardeadas y todo podía pasar cada día nos hizo comprender un poco mas el terror que tuvieron que pasar esas personas durante tantos meses.



Pensando en todo lo que habíamos visto, por que es cierto que una imagen vale mas que mil palabras, bajamos las escaleras de la torre e, inevitablemente, encontramos un mensaje que nos llegaría al corazón. En una piedra del antiguo puente derruido, un mensaje para el mundo: "Don´t forget".




A ambos lados del puente, los barrios están llenos de restaurantes, tiendas y bares. Además se pueden encontrar bastantes mezquitas, antiguos palacios en mal estado que quedaron así después de la guerra. 






Nada mejor después de medio día de pateo para reponer el aliento que otro plato típico del país, el burek. Un especie de hojaldre relleno de carne, de queso o de espinacas que está buenísimo y que bastante barato.




La mejor forma de ver el puente, reconstruido por ingenieros españoles en gran parte, es bajar abajo y así poder disfrutar incluso de un baño en el río que tiene un color muy especial. También es un buen punto para ver a los jóvenes de la ciudad saltando desde el puente ante la mirada de curiosos.



Por las noches, justo debajo del puente, donde hay una pequeña terraza con música en directo, gran cantidad de jóvenes se reunen para tomar unas cervezas mientras hablan. Un lugar muy agradable y auténtico para despedirse de la ciudad.

Nos encantó Bosnia, estoy segura que volveré algún día. La gente es muy humilde y muy agradable y es un país bastante mas barato comparado con su vecina Croacia.


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sábado, 31 de agosto de 2013

MONTENEGRO, UNA MARAVILLA VERDE LLENA DE ENCANTO

Montenegro es uno de los países mas recientes de Europa. No es de grandes dimensiones pero la belleza de la zona donde se sitúa lo hace un destino cada vez mas visitado por los turistas.

Desde Dubrovnik, la frontera entre Montenegro y Croacia no está muy lejos así que aprovechamos para conocer un poco este país vecino. 

Nuestra primera parada fue Kotor, situada en una bahía rodeada de verdes montañas que hacen del entorno un lugar idílico para sentarse solamente a mirar, a disfrutar de esa belleza natural tan pura, no esperada la verdad.




La ciudad antigua de Kotor es encantadora, es como sacada de un cuento. Una muralla protege esta pequeña Venecia hecha a base de piedra. Sus estrechas callejuelas con sus antiguos comercios y modernos bares te dejan ver las dos caras de la ciudad.




La Torre del reloj, las diminutas plazas que mantienen el nombre de la actividad comercial que allí se llevaba, como la plaza del pan, la plaza del mercado, con la antigua fuente en la que se reunían las señoras para lavar la ropa a mano y de paso, cotillear un poco sobre lo que estaba pasando, la pequeña iglesia católica y ortodoxa al mismo tiempo, y es que no había una de cada así que, ¿que mejor que compartir?




La mayoría de estas plazas, palacios y parte de la muralla, se vieron muy afectadas por los diferentes terremotos que han sacudido la ciudad pero siempre se han arreglado los daños o se han reconstruido los edificios dañados manteniendo el estilo y los materiales originales.




Es tan pequeña que en un par de horas puedes recorrer la parte vieja sin problemas. Justo al salir de la muralla, hay un mercado local donde puedes encontrar cualquier cosa. Nosotras fuimos a ver si encontrábamos algo diferente.




Yo al final compré unas frutas secas que vendían al peso, como los orejones o las ciruelas que podemos encontrar en España pero toooodo tipo de frutas. Delicioso y sano para quitar el hambre a ratos.

De camino a Budva, pasamos por la famosa playa de postal Sveti Stefan, solo accesible para aquellos que estén alojados en el hotel que en ella se encuentra ya que es una playa privada según nos dijo la guía. Aunque sea un poco extraño, lo que se ve detrás de la playa en forma de Y es un monasterio.




Ya desde aquí, nos fuimos directamente a la playa de Budva. Típica zona de playa con muchos chiringuitos y bares con bastante marcha y gran cantidad de gente joven mas de la zona que extranjeros. En esta playa hay zonas privadas, donde tienes que pagar para entrar, y otras zonas públicas donde la playa es bastante buena pero hay gran cantidad de personas.

Lo que mas me sorprendió de Montenegro fue su belleza natural, tanto de sus montañas, como bosques como playas, no me lo esperaba tan bonito y me gustó mucho. Además por supuesto de la ciudad de Kotor que merece la pena por si misma.



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martes, 27 de agosto de 2013

DESCUBRIENDO CROACIA: DUBROVNIK, LOPUM, SPLIT Y HVAR

Viviendo en Italia, sin duda la forma mas barata, que no la mas rápida, es llegar a Croacia en ferry. Desde Roma, yendo en tren hasta Bari y en Bari cogiendo un ferry nocturno hasta Dubrovnik y, después, para volver, coger un ferry nocturno desde Split hasta Ancona y allí coger un tren hasta Roma te puede salir por unos 150€ (o incluso mas barato) que no está nada mal teniendo en cuenta que llegar a Croacia en avión no es barato. Eso sí, te tienes que armar de paciencia y prepararte para horas de tren y, sobre todo, muchas horas de ferry. 




En mi caso, a la ida en ferry, dormí cuatro de las diez horas del trayecto, pero a la vuelta dormí cero de las doce horas del trayecto y eso se puede hacer muuuuy pesado. Los ferries están muy bien y tienen de todo a buen precio pero yo te recomiendo comprar unas bolsas de patatas, unos bocadillos y un par de refrescos o cervezas en un supermercado antes de subir.

Croacia es un país bastante turístico, sobre todo la costa. Los precios son bastante similares al resto de Europa e incluso un poco mas altos en según que cosas. Por ejemplo, era normal encontrar los típicos imanes de nevera por 4€, lo que para mi es una pasada. La moneda oficial es la Kuna, aunque en muchos sitios se puede pagar en euros. Lo que si que está mas barato en Croacia, y aun mas en Bosnia, es el tabaco. Mi amiga se compró mas de dos cartones para llevarse a España de vuelta porque el precio era casi la mitad.

De Croacia me sorprendió que es un país muy verde, con una costa impresionante. Tiene una gran influencia italiana tanto en arquitectura como en gastronomía. La gente es bastante simpática y siempre están dispuestos a ayudar. Hay muchiiisimos mosquitos en verano, cuidado con eso que yo parecía un colador...






Es un país muy limpio que mezcla el servicio al turista de todos los niveles con su tradición y su día a día mas auténtico, como los pequeños mercados que se forman en las plazas donde puedes encontrar frutas, verduras y casi cualquier producto elaborado por la misma persona que te lo vende.





El color y la limpieza de su mar es espectacular, con unas puestas de sol increíbles peeeeero, si lo que estas buscando son playas de ensueño, te has confundido de lugar. La mayoría de las playas croatas son de roca o de piedras, muy pocas son de arena y las que lo son, al ser muy pequeñas, están llenas de gente y casi no te puedes mover. Así que no te olvides los escarpines o vete pidiendo cita para el podólogo para cuando vuelvas...





Dubrovnik:

Es una ciudad amurallada espectacular que encanta a todo el que la visita. El casco antiguo no es muy grande y puedes recorrerlo en un par de horas. Mi recomendación es que lo hagas a primera hora de la mañana porque mas tarde se llenará de la gente que baja a pasar el día desde los diferentes cruceros que hacen escala allí. 





Es una pequeña ciudad medieval con mucho encanto llena de estrechas calles y angostas escaleras que parecen llevar al cielo porque nunca acaban. Al parecer, aquí es donde grabaron Juego de tronos, y no me extraña porque parece un escenario de película.





Es recomendable subir a sus murallas para ver la ciudad desde lo alto pero para ello necesitarás una botella grande de agua, buen calzado y elegir horas del día sin mucho sol porque si no te puede dar un jamacuco allí arriba.

Para tener unas bonitas vistas de la ciudad, también puedes subir hacia un monte que hay muy cerca del centro de la ciudad desde donde podrás ver toda la muralla y el interior de esta, muy recomendable.

En la misma ciudad de Dubrovnik hay un par de playas que merecen la pena. Una de ellas es la playa de Ploce, a la que se accede bordeando la muralla hacia el norte y siguiendo a las personas en bikini que van o vienen. 





Allí podrás ver grupos de chicos jugando en la orilla con el agua hasta medio gemelo a un juego con una pequeña pelota que consiste en que no se caiga y para ello harán lo que sea, incluso tirarse en plancha.





Algo que me gustó mucho de la ciudad es que hay mucho ambiente en la calle, mucha música, sobre todo por la noche. Además de músicos callejeros, en algunas de las plazas de la ciudad vieja tocan bandas de música. Perfecto para tomarte algo después de cenar.

Casi el único problema que encontramos en Croacia, y en general en los países de la zona, fue el tema transporte. No hay muchos trenes o autobuses que conecten las diferentes ciudades dentro y fuera del país por lo que, los pocos servicios que hay se llenan en seguida. Por eso, recomiendo comprar los billetes de tren y autobús para destinos fuera de la ciudad lo antes posible para o llevarse sorpresas.

Desde Dubrovnik se pueden hacer varias excursiones de un día:

-Montenegro.

-Islas Elafitas.

-Parque Nacional Mljet.

-Isla de Lokrum.

-Isla de Korcula.

-Incluso Mostar.

Nosotras nos decantamos por ir a una pequeña isla tranquila a pasar el día en las islas Elafitas llamada Lopum. Isla fácil y rápida de recorre pero bastante acogedora. Unos restaurantes y tiendas donde encuentras todo lo que puedas necesitar y sobre todo la playa. Cogimos el ferry desde Dubrovnik y en menos de una hora y por menos de 7€ ida y vuelta, estábamos tumbadas en la playa totalmente relajadas.





Split:

Una ciudad también muy al estilo veneciano con un gran puerto que conecta diferentes países. Da gusto pasear por sus estrechas callejuelas que te pierden sin saberlo, apareciendo cada vez en un rincón diferente de la zona vieja.





Su paseo marítimo es encantador, perfecto para caminar al atardecer cuando hace un poco menos de calor.




Split tiene también una buena playa de arena donde pasar el día y donde además puedes recibir un masaje tailandés mientras escuchas las olas, previo pago claro...




Desde Split tienes varias excursiones que merecen la pena:

-Mostar.

-Isla de Brac, donde están las famosas playas de Bol y de Supetar pero que están petadíiiisimas, yo creo que de aquí el nombre de la segunda... (super+petada: supetar).

-Isla de Hvar: de la que dicen que, después de Ibiza y Mikonos, es la isla que mas fiesta tiene de Europa. Pues nosotras nos quedamos con esta, ferry para Hvar y a darlo todo. ¿Y con que nos encontramos...?

Hvar:

Llegábamos a Hvar con la impresión de que iba a ser una pequeña Ibiza con playas espectaculares de arena y una marcha nocturna que nos iba a dejar atónitas.

Bueno, pues si, nos quedamos atónitas, pero no por lo que esperábamos.

En si la isla, es bonita, la plaza, el puerto, con sus puestecitos, los restaurantes al mar. Pero lo que nosotras buscábamos de día era una playa donde podernos tumbar sin tener el cuerpo arqueado porque se te están clavando ciento diecisiete piedras.




Craso error. En Hvar no hay playas de arena. Todas son de rocas. Pequeñas mini playas de rocas llenas de tumbonas que tu piensas "ah bueno...al menos el ayuntamiento a puesto las tumbonas gratis para equilibrar el tema de los pedrolos que tienen en las playas" no...Si quieres tumbarte pagas. 





Así que tienes dos opciones, pagar la tumbona a una chica que pasa por allí vestida de calle y que te dice "Son 3€ por tumbona" pero que podía heber sido la vecina que a la que va a por el pan recauda para el pollo.... o no pagar tumbona, y sufrir en silencio durante todo un día mientras no te mueves ni para ir a bañarte. Porque, ¿cómo te vas a quejar si estas viendo un mar turquesa maravilloso mientras el sol pone morenito tu cuerpo, las gaviotas revoloteando cerca, los niños jugando felices en la orilla...? Si bueno...¡Y mi espalda que! ¡Estoy puesta en forma de S haciendo abdominales sin querer solo para que no se me claven tanto los pedrolos de cantera que hay aquí! "Paciencia...que esta noche verás que fiesta...Si te puedes mover...".






Así que después de un día de playa atípico, te vas a ver atardecer a un bar llamado Hula Hula bastante cool lleno de tumbonas de madera y con mucho ambiente y buena música que si te recuerda a Ibiza y piensas "vale vale...ahora empieza lo bueno"

Mientras te mueves un poco al ritmo de la musiquita, te tomas una cerve o un mojito, ves un atardecer espectacular, por que si, los atardeceres en Croacia son increíbles.





Y cuando crees que ya es hora de volver para casa para darte una ducha, cambiarte y bajar a cenar al puerto te coges las chanclas y a tirar.


Te pones cuqui, o medio cuqui porque estamos en plan tiradas mochileras...Cenas pagando un poco mas de lo normal, pero bueno, no pasa nada y te vas a la zona de bares de la isla que están en pleno puerto. Hay un montón de yates impresionantes, enormes y super lujosos. Cantidad de extranjeros, sobre todo americanos, muy arreglados y de bastante postín. 

Entramos en el local mas conocido de la isla "Carpe Diem" donde la música está muy bien y donde se puede beber sin ser totalmente atracado, 10€ el mojito. Hay mucho ambiente y la gente lo está dando todo. El dj es muy bueno y pone canciones que todo el mundo disfruta y baila, unos mejor que otros...vaya fauna...





Y cuando estas tan feliz, dándolo todo, observando a la tropa, bailando, tomando algo dicen, "última canción". "Pero espera espera...si acabamos de llegar..." Mucha marcha mucha marcha pero a las dos de la mañana todo finiquitao...¡¿Y esto es como Ibiza?! Yo no se como será Mikonos pero me da a mi que Ibiza a las dos no cierra...

Así que, con todo el subidón, te subes las escalinatas hasta tu casa, en la parte alta de la ciudad, y te vas a dormir. Lo bueno de este horario es que, aun durmiendo ocho horas, tienes todo el día por delante...

Nosotras aprovechamos para hacer una excursión de un día a una islita muy cerca de Hvar en la que nos habían dicho que las playas eran de arena, nosotras erre que erre con las playas de arena.

Barquita que nos lleva, cruzamos lo que parecía la selva amazónica hasta llegar a unos caminos que indicaban diferentes restaurantes o bares con flechas de madera. Sin saber donde ir, seguimos una de las flechas. 

Resultó que las playas de "arena" no existían, pero había zonas donde las piedras eran mas pequeñas así que era posible que se refirieran a eso...El problema era que las playas que había eran tan pequeñas que estaba hasta arriba todo, hasta el punto que nos recorrimos toda la isla por las playas, y no fuimos capaces de encontrar sitio para las dos juntas...Ya al final, nos pusimos en media toalla cada una, con la sombrilla de los de al lado tapándonos medio cuerpo...Un show...





Pero la verdad es que, poco a poco, se fueron yendo los de a nuestro alrededor y nos fuimos haciendo hueco así que al final pasamos el día tan a gusto tiradas al sol.

Y después, de vuelta a casa en barquita, arreglo, cena y a tomar algo...Tampoco nos podíamos quejar...



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