lunes, 30 de septiembre de 2013

BACK IN NEW YORK!! AUNQUE SOLO DE VACACIONES

Algo mas de dos años después de irme de la ciudad que mas experiencias me ha dado en mi vida, vuelvo a Nueva York a la boda de un amigo y de paso aprovecho para ver a toda mi gente allí, los que fueron mi familia en los años que viví en la gran manzana.

Algunos de ellos, como yo, se fueron de la ciudad pasado un tiempo. Ya se sabe, "Vive en Nueva York alguna vez pero vete antes de que te endurezca". Pero muchos otros aun disfrutan de la ciudad al mismo tiempo que intenta sobrevivir en ella.

Mirando atrás en el tiempo, me doy cuenta de lo mucho que significó para mi esta experiencia y de lo mucho que marcó los siguientes años. Tengo una sensación extraña de morriña e incluso podría decir que a veces me he planteado la posibilidad de volver porque fueron unos años tan buenos con tantas cosas que pasaron y toda esa gente que conocí... Pero, por otro lado pienso, es común que tengamos la sensación de que cualquier tiempo pasado fue mejor o que idealicemos esos años por buenos momentos que vivimos pero también los hubo menos buenos, no todo fue de color de rosa.

Quiero sentir en estos días que es lo que me dice la ciudad, si es solo un viejo amor convertido en amigo al que ver de vez en cuando o es algo mas y merece la pena intentarlo de nuevo. Estoy abierta a todo pero creo que cuando llegue allí veré las cosas desde otro punto de vista, con mucha ilusión de ver a mis amigos, con muchas ganas de volver a esta maravillosa ciudad, pero con los pies en la tierra y entendiendo que cada etapa tiene su tiempo y que la mía en Nueva York terminó. Veremos que me dice la ciudad.

Volveré a pasear por la quinta avenida y a sorprenderme con las luces de Times Square como si fuera la primera vez. Miraré hacia el cielo para reencontrarme con el Empire State o el Chrysler building, leeré un libro en Bryant Park, mientras por el rabillo del ojo veo a gente tan diversa pasar.

Me comeré un perrito de los puestos callejeros, una deliciosa cupcake, decidiré a mi antojo que tipo de comida quiero comer o cenar ese día aunque sea de Kazajudirviskan, (país que me acabo de inventar).

Así que volveré a ser casi una turista mas en la ciudad que un día fue mi hogar, curiosa sensación...

¡New York, I am back! :)


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miércoles, 11 de septiembre de 2013

GIANICOLO, UNA DE LAS MEJORES VISTAS DE LA CIUDAD DE ROMA

Trastevere es uno de los barrios con mas encanto de Roma, con sus tratorías, sus hiedras cayendo por las ventanas y cruzándose de lado a lado de la calle, los puestos ambulantes, músicos tocando... 

Pero quizás una parte menos conocida de este barrio es el Gianicolo. Un precioso parque por el que pasear y que ofrece una de las mejores vistas de la ciudad.

Como llegar:

Mi recomendación es, desde la plaza de Santa María in Trastevere, se sale de la plaza rodeando la iglesia, dejándola a mano izquierda y se avanza hasta coger la calle Vicolo della Frusta. Continuamos esta calle hasta que nos encontramos unas escaleras de frente, las subimos y daremos a una avenida mas grande de doble sentido. Seguimos rectos, bordeando unos muros, y nos encontraremos otras escaleras bastante durillas de subir que nos dejarán en la misma puerta del parque.


Una vez en la puerta, avanzamos a través de un paseo entre árboles llamado Passeggiata del Gianicolo.




Dejamos a mano derecha el Jardín Botánico y a izquierda un parque donde se hacen teatrillos y marionetas para los niños y donde, además, la gente se sienta a tomar el aire.




Un paseo muy tranquilo a pocos pasos del centro de la ciudad pero, al mismo tiempo, fuera de su caótica vida diaria. Este pasadizo verde también tiene a sus lados una hilera de bustos de importantes personajes del Risorgimento en homenaje por su ayuda.




Y al fondo, podemos ver el monumento ecuestre a Garibaldi.




Una vez que has llegado al monumento de Garibaldi, descubres a tu derecha lo que habías venido a ver, unas espectaculares vistas de la ciudad de Roma, especialmente recomendables al atardecer.




Y otra vez, como cuando paseas por el centro, vuelves a sentirte afortunada por vivir en una ciudad tan bonita y especial como Roma, a pesar de todo...




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sábado, 7 de septiembre de 2013

BARI, BONITA CIUDAD DE PASO HACIA CROACIA O GRECIA

Bari, la capital de la Puglia, es una ciudad con mucho encanto, con un aire medieval, conocida por ser una ciudad costera con buenas playas, por ser donde se cogen ferries para Croacia y Grecia o, simplemente, por ser la segunda ciudad mas importante del sur después de Nápoles.

Se distinguen dos Baris. La Bari moderna, que no dista mucho de cualquier otra ciudad moderna italiana, y la Bari antigua, con su vieja ciudad encerrada entre murallas y construida a base de piedra donde aun se puede escuchar un antiguo dialecto derivado de la jerga usada entre pescadores griegos e italianos para comerciar y que aun es usado al otro lado del adriático también, en Grecia.




Lo que mas destaca de esta parte de la ciudad, además de sus calles laberínticas, son la Catedral de San Sabino, el enorme castillo y la basílica de San Nicola, patrón de la ciudad, donde se encuentra una curiosa representación del santo mas divertida y menos formal de lo habitual.



Merece la pena pasar al menos medio día caminando por estas calles y comiendo en una de las terrazas de alguna de las plazas de esta zona. 

Justo fuera de las murallas, encontramos el paseo marítimo que te lleva en un agradable paseo a la famosa playa Pane e Pomodoro (Pan y tomate), donde puedes tumbarte al sol o darte un baño. No está tan limpia como las playas en España pero no está mal para unas horas al sol.




Para llegar a la playa Pane e Pomodoro, pasas por la pequeña marina de la ciudad, donde encuentras pequeños barcos pesqueros y algunas otras embarcaciones de recreo.




Pero además hay una marina mas grande que es donde se cogen los ferries internacionales que a tantos turistas atraen a esta ciudad ya que es una forma mas barata de cruzar al otro lado del Adriático.



Justo desde este punto de la ciudad, y antes de coger el ferry nocturno de tantas horas que nos llevaría hacia nuestro destino, Dubrovnik, se puede observar una bonita puesta de sol, con faro incluido.



Y aquí fue donde comenzaron nuestras vacaciones por los Balcanes, tras pasar medio día por la ciudad, tiempo necesario y suficiente, nos montamos en el ferry y nos acomodamos en nuestros asientos para pasar bastantes horas navegando rumbo Croacia, pero siempre felices por la aventura que nos esperaba.





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miércoles, 4 de septiembre de 2013

BOSNIA Y SU CLARO MENSAJE, "DON´T FORGET"

SARAJEVO:

Llegamos a Sarajevo desde Dubrovnik en el autobús nocturno que nos dejó en la estación a las cinco de la mañana. Es bastante común en estos países que en las estaciones de trenes y autobuses haya personas esperando con un cartel que ponga "sobe", que significa habitación, para llevarte a su hostal o incluso casa por un módico precio. Nosotras queríamos vivir esa experiencia así que no reservamos nada por adelantado.

Al llegar a la estación a esas horas, hasta las palomas estaban durmiendo. Así que hicimos tiempo desayunando y hablando con un nuevo amigo con el que pasaríamos todo el día, Pepe, de México.

Pasadas unas horas y sin que nadie apareciera con el cartel. Decidimos cogernos el tranvía hasta el centro y allí buscarnos la vida. A ojo, sin conocer la ciudad y sin mapa, nos paramos en lo que nos parecía un poco el centro, pero que podían haber sido las afueras perfectamente. Tuvimos la suerte de haber parado en pleno barrio turco que es la zona vieja de Sarajevo. Pasamos por un par de hostales pero estaban llenos. Al final dimos con uno que resultó ser el que una amiga le había recomendado a Pepe. Por 15€ por persona y noche dormimos en una habitación bastante grande con internet, toallas y todo incluido, compartiendo el baño.

Nos hicimos con un mapa de la ciudad y nos pusimos en marcha, no serían ni las ocho de la mañana. La primera parada, a escasos metros de nuestro hostal, estaba la Biblioteca Nacional. Edificio que se vio gravemente afectado por los bombardeos de la guerra y que desde el final de esta está en reconstrucción.





Al otro lado del puente, una antigua fábrica de cerveza local que aun sigue en pleno funcionamiento, un par de pequeñas mezquitas con sus jardines y sus curiosos cementerios donde las tumbas estaban, no se si decoradas o protegidas, por a veces unos cilindros y otras veces finales de espada que nunca había visto antes. De hecho, creo que era la primera vez que veía un cementerio musulmán pero ese día vería muchos otros.




Y de vuelta cruzando el río, el puente latino nos lleva al lugar exacto donde fue asesinado el archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero de la corona del imperio austrohúngaro en 1914, hecho que desencadenó la Primera Guerra Mundial un mes después.





La sensación que me dio Sarajevo fue de una ciudad un poco gris, un poco apagada. Quizás era porque el día estaba nublado pero no me pareció ser ese el único motivo. No podría explicarlo pero, le faltaba alegría o alma. Si no fuera por los pequeños grupos de turistas ruidosos que visitaban la ciudad...Aunque es verdad que por la tarde-noche, la parte vieja se llenó de locales y las terrazas estaban a rebosar. Quizás es una ciudad búho...




Después de un paseo por la zona fuera de la parte vieja, nos adentramos por las calles del casco antiguo para darnos cuenta de la cantidad de mezquitas por metro cuadrado que allí se pueden encontrar. Lo curioso es que, a escasos metros de estas mezquitas, puedes encontrar una sinagoga y un par de iglesias. Y aun hoy, ves pasar a mujeres con velo islámico, cruzarse con judíos ortodoxos y, al mismo tiempo, con turistas o incluso locales que no tienen problema en llevar una camiseta de tirantes o un pantalón corto . Esta mezcla tan estrecha de religiones y de creencias a mi me sigue maravillando.





Las estrechas calles de la zona vieja están llenas de teterías donde poder fumar cachimba, tomar un té turco, un café, poder comprar cualquier joya de plata, algún pañuelo, pocos souvenirs, aunque alguno si. Y así, dejándote llevar por esas calles peatonales de piedra, llegas al gran bazar, en pleno barrio turco.




Tengo que decir que el Gran Bazar de la ciudad me decepcionó un poco. Eso es lo que tiene el crearte expectativas. Yo esperaba un Gran Bazar como el de Estambul, vale, quizás mas pequeño pero donde poder comprar las mismas cosas que en Turquía. Pero la verdad fue que lo que mas podías encontrar eran fundas para móviles, imitaciones de bolsos, collares y pulseras de las que puedes encontrar en cualquier tienda de chinos en España.

Pero pasear por esta zona es una pasada, parece como si estuvieras en Turquía y hace un par de décadas al menos, con todos esos cacharros de latón, teteras, cajitas, espejos, platos... Lo que yo esperaba en el Gran Bazar.



Después de esta primera toma de contacto, nos sentamos en una terracita encantadora con bancos de madera a probar el famoso Cevapi que es una especia de pan parecido al del kebap y dentro tiene carne, cebolla, queso




Después de reponer pilas por poco mas de cuatro euros por persona, bebida incluida, nos fuimos a dar una vuelta por fuera de la zona antigua. Una avenida bastante mas ancha que las calles del centro nos lleva a uno de los sitios que mas me impactó de la ciudad. Lo que era un simple parque antes de la guerra y que, por fuerza mayor durante la guerra, pasó a ser un cementerio dado que no había donde enterrar a la gran cantidad de gente que moría. En medio de la ciudad, un parque público, un parque reconvertido en cementerio...Me impresionó mucho.




Pero además, en la entrada de este parque construyeron un monumento a los niños que murieron en la guerra con  unos grande rollos de metal donde se pueden leer los nombres de muchos de estos niños con la fecha de nacimiento y la de defunción. Una pena.





Aun, paseando por estas calles se pueden ver los edificios con la metralla, restos de la guerra, una imagen que no se te borra. Pero quizás la imagen que nunca olvidaré de la ciudad de Sarajevo es la que pude ver desde lo alto de una colina donde hay un mirador precioso que te deja ver un estupendo atardecer dejando a tus pies toda la ciudad. Lo que mas impresiona de esto es que, para llegar hasta arriba, pasas por un enorme cementerio, que no te deja olvidar que, aunque ahora Sarajevo es una ciudad nueva y con mucho encanto, en ella, se vivió un infierno.




MOSTAR:

A la mañana siguiente, cogimos un tren, típico de la Unión Soviética, hasta Mostar, la otra ciudad Bosnia que mas queríamos visitar. El trayecto en el tren fue bastante cómodo y tranquilo hasta que un revisor nos explicó en Bosnia que nos habíamos pasado de parada. El mismo revisor se encargó de hablar con un chico que se bajaba en la próxima parada, y que por supuesto no hablaba inglés, para que nos indicara como llegar a la estación de autobuses donde coger uno hasta Mostar.





Después de que una forgonetilla privada nos llevara desde donde estábamos, ni idea de donde era, hasta Mostar y nos dejara en medio de la parte nueva de la ciudad, empezamos a caminar hacia el centro mientras no parábamos de ver restos de edificios llenos de metralla o incluso solo el esqueleto de estos, lo que había quedado después de los bombardeos. Sorprende que tantos años después siga habiendo estos vestigios, cicatrices del pasado supongo.




Otra vez íbamos sin reserva y otra vez no encontramos a nadie con el cartel de "sobe" pero en cuanto llegamos al centro preguntamos en un par de hostales y nos ayudaron a encontrar donde alojarnos al precio que nosotras buscábamos. En pleno centro, habitación doble con baño compartido 15€/persona como en Sarajevo. Otra vez la simpatía bosnia salía a la luz.

Las calles empedradas del centro de Mostar son preciosas. Los restaurantes y tiendas mantienen una misma estética, rústica, casi medieval, encantadora.



Caminamos hasta el emblemático puente viejo de la ciudad, bombardeado y derruido durante la guerra separando la ciudad en dos. Estaba lleno de gente, y además es complicado cruzar porque el suelo es de piedra que resbala un poco así que ves como todo el mundo se agarra a los laterales y va cruzándolo como chiquito. Nosotras subimos a una de las torres del puente para ver una exposición de fotografía de la guerra sin saber que desde allí tendríamos una bonita vista del puente desde lo alto.




La exposición de fotos no nos dejó indiferente. Ver como aquellas personas intentaban llevar una vida lo mas normal posible mientras sus amigos, familiares o vecinos morían, sus casas eran bombardeadas y todo podía pasar cada día nos hizo comprender un poco mas el terror que tuvieron que pasar esas personas durante tantos meses.



Pensando en todo lo que habíamos visto, por que es cierto que una imagen vale mas que mil palabras, bajamos las escaleras de la torre e, inevitablemente, encontramos un mensaje que nos llegaría al corazón. En una piedra del antiguo puente derruido, un mensaje para el mundo: "Don´t forget".




A ambos lados del puente, los barrios están llenos de restaurantes, tiendas y bares. Además se pueden encontrar bastantes mezquitas, antiguos palacios en mal estado que quedaron así después de la guerra. 






Nada mejor después de medio día de pateo para reponer el aliento que otro plato típico del país, el burek. Un especie de hojaldre relleno de carne, de queso o de espinacas que está buenísimo y que bastante barato.




La mejor forma de ver el puente, reconstruido por ingenieros españoles en gran parte, es bajar abajo y así poder disfrutar incluso de un baño en el río que tiene un color muy especial. También es un buen punto para ver a los jóvenes de la ciudad saltando desde el puente ante la mirada de curiosos.



Por las noches, justo debajo del puente, donde hay una pequeña terraza con música en directo, gran cantidad de jóvenes se reunen para tomar unas cervezas mientras hablan. Un lugar muy agradable y auténtico para despedirse de la ciudad.

Nos encantó Bosnia, estoy segura que volveré algún día. La gente es muy humilde y muy agradable y es un país bastante mas barato comparado con su vecina Croacia.


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