jueves, 16 de junio de 2011

CONOCER A OBAMA

Cuatro de la tarde de un día cualquiera, recibo el mensaje de un estudiante con el que había tenido clase solo una vez. “Hola Marta, ¿Cómo estás? ¿Qué haces mañana?” Supuse que quería que quedáramos para tener nuestra segunda clase pero estaba ocupada así que le dije que solo podía quedar por la noche. “¡Qué pena! Quería invitarte a algo…” ¡¿eh?!
Estaba sorprendida porque no conocía a este chico nada más que de una hora y ahora me mandaba este mensaje…Pero tenía mucha curiosidad por saber a que me estaba invitando así que se lo pregunté. “Quería invitarte a un meeting que da mañana Obama en la ciudad”
¡¿Qué?! ¡¿Barack Obama!? Hacía poco más de una semana que le habían dado el premio Nobel de la Paz y por eso, además de ser quien es, estaba un boca de todos porque había sido muy polémico.
Le mandé un mensaje diciéndole que por supuesto que iría, que podía cambiar las clases que tenía para el día siguiente. Que me dijera dónde y a que hora quedábamos.
No me lo podía creer. ¿Ir a ver a Barack Obama en persona? Estaba muy emocionada. No conocía casi de nada a este chico pero me había encantado la invitación, no me lo podía perder. El primer meeting de Obama después de recibir el premio Nobel de la Paz era algo único y yo iba a estar allí.
Este chico me explicó donde quedábamos y a que hora. También me dijo que tenía que ir vestida de forma arreglada pero yo le dije que por eso mo se preocupara.
¿Qué no se preocupara? Vine a Nueva York a pasar tres meses más así que cuando hice la maleta lo último que pensé fue que iba a ir a ver a Obama así que no tenía nada de vestir en plan sofisticado. No tenía nada, ni mucho tiempo y menos dinero pero no me lo iba a perder así que manos a la obra.
Ese día llegué a casa bastante tarde así que tenía que buscar que ponerme la mañana siguiente antes del Meeting. Como mi presupuesto estaba bastante limitado decidí ir a Zara. En Nueva York es más caro pero aun así se puede encontrar algo apropiado a un precio decente.
Me fui al Zara en la esquina de la quinta con la cuarenta y dos y, después de mirar y requetemirar sobre todo los precios, me compré unos pantalones negros de vestir y una camiseta de color champagne y me puse unos zapatos negros de tacón que tenía en casa. A eso de las doce me fui a dar una clase que no había podido cambiar y a la una en punto salí disparada hacía casa. Tenía tres horas para llegar a casa, ducharme, arreglarme y llegar al sitio donde habíamos quedado puntual.
Quedé con este chico a las cuatro y media en la esquina de la calle 34 con la séptima avenida, muy cerca del Madison Square Garden, porque el evento era en el Hammerstein Ballroom que está en la 34 con la octava avenida.
Cuando llegué a la esquina el chico estaba ya esperándome, que conste que llegué puntual. Estaba super elegante con un traje de chaqueta negro y una corbata muy bonita, gomina en el pelo, gafas de sol…Así que cuando llegué lo primero que le dije fue “Que guapo” pero en ese mismo momento pensé “¡¿Lo has dicho en alto?!” si…lo había dicho en alto, jejeje, y el respondió “tu también” a ver, que iba a decir…
Todo fue muy natural, como si nos conociéramos de hacía bastante, hablando de todo y nada nerviosa, un poco por el hecho de Obama no por él chico. Cuando llegamos al sitio tuvimos que pasar por tres controles de seguridad. Uno te pedía el nombre y tu identificación, en otro tenías que pasar por un arco de seguridad y después cacheaban uno a uno mientras otro de seguridad comprobaba todas las cosas que llevaban las mujeres en los bolsos.
Pasamos dentro y encontramos nuestros asientos. Estábamos justo en frente de donde estaba el atrio donde iba a hablar Obama así que se veía perfectamente. Tuvimos que esperar más de hora y media porque, por temas de seguridad, hasta que todo el mundo no estuviera dentro no podía entrar Obama. Había muchísima seguridad, nunca había visto algo así. 
Mientras esperábamos nos entregaron unos papeles con cinco números de teléfono. El chico este me explicó que nos habían dado estos teléfonos para que les llamáramos para convencerles de que votaran por la reforma sanitaria que Obama quería llevar acabo. Pensé que me estaba vacilando porque estaba sonriendo pero cuando todo el mundo empezó a llamar a los números de sus papeles y a explicarles donde estábamos y la importancia de la reforma sanitaria me di cuenta de que no era una broma. Yo no llamé pero me pareció super gracioso que todo el mundo estuviera llamando.
Quise invitar a este chico a una cocacola o lo que quisiera en el bar del sitio así que le dije que si nos íbamos a tomar algo mientras entraba Obama y me dijo que si. Fuimos al bar, pedimos y cuando voy a pagar con la tarjeta de crédito me dicen que solo aceptan efectivo, y yo no tenía ni un dólar así que quedé fatal porque al final tuvo que pagar el chico. Estas cosas solo me pasan a mi.
Entra Obama en el recinto. Pensé que el teatro se caía. ¡Impresionante! Todo el mundo gritando “¡USA USA USA!” “¡Presidente!” “¡Yes, we can!” y cosas así pero por lo menos durante veinte minutos o más sin parar, aplaudiendo…Impresionante. La gente muy pasional.
Obama muy simpático, haciendo bromas, sonriendo y cuando empezó a hablar enserio sobre la reforma, me impresionó como enfatizaba y su forma de hablar tan segura y tan convincente. Bueno, no me estaba enterando ni de la mitad pero me daba igual. Si en ese momento Obama estuviera diciendo que mi destino era trabajar en un circo como payaso, lo hubiera hecho sin dudarlo. El perfecto orador.

Cuando terminó de hablar tuvimos que esperar otros cuarenta minutos hasta que el salió del edificio. Durante el tiempo de antes y de después del discurso estuve muy cómoda con este chico porque era fácil hablar con él de todo.
Me dijo que si quería que nos fuéramos a cenar y le dije que genial así que nos fuimos caminando hasta Korea town a cenar en un restaurante super chic que estaba en la primera parte de un edificio de apartamentos normales así que cuando subimos las escaleras para llegar allí me quedé un poco, “¿Dónde me está llevando este? Uhy uhy uhy aquí no hay restaurante ni nada”. Hasta que abrimos una puerta y entramos en el restaurante y me sonreí pensando lo desconfiada que era.
La comida muy rica, un poco picante pero bien. Dos horas más de chachara y de repente me pone la mano en la rodilla y yo pensando “¡eh! ¿Qué ha pasado aquí?” pero seguimos hablando como si nada.
Cuando volví del baño ya había pagado la cuenta así que le dije que a la siguiente cena invitaba yo si o si. ¿Siguiente cena? Me salió tan natural. Caminamos un poco por la quinta, me acompañó al metro y él se cogió un taxi.
Lo pasé muy bien, me encantó la experiencia por el hecho de ver en persona a Obama, del que me llevé una impresión muy buena, y además que fue una sorpresa lo de este chico. Fue esta noche la que empecé a pensar que me apetecería conocerlo más...

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4 comentarios:

  1. Genial post!!! pero Martaaaaaaaa no nos dejes asi jajajaja...que paso con ese chico??le volviste a ver???

    Hombreee esto no se hace ajajajja...me has dejado intrigadisima!!!

    Te sigo siempre,un beso guapa!!!

    Clarita

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  2. Eso eso!! Que es eso de dejarnos con la intriga?? Que pasó con el chico?????????????

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  3. jejeje, hoy cuento mas sobre este chico, prometido! Un abrazo! :)

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  4. Bieeen :) Esperaremos impacientes!

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