lunes, 14 de noviembre de 2011

TRABAJANDO, UN MILAGRO

Dos días con la cabeza como un bombo intentando memorizar todas las cosas que tenía que saber. Como hacer el registro, como cancelar, donde están todas las llaves de todo el hotel y que llave es para que cosa, que tipo de habitaciones hay, cuando dar unas y cuando dar otras, horarios, servicios, teléfonos de diferentes zonas del hotel, jefes, responsabilidades...

Hubo un momento en el que pensé que no iba a ser capaz. Era la primera vez que trabajaba como recepcionista. Yo pensaba que el trabajo de recepcionista era atender a los clientes, darles sus llaves, si necesitan alguna cosa ayudarles...Si, es eso y veinte mil cosas mas...

Lo que mas me agobiaba era que, aunque siempre podía preguntar a algún jefe con la esperanza de que supiese solucionar mi problema, el tercer día ya me iba a quedar sola en recepción. ¿Y si la liaba? Me sentía como si fuera mucha responsabilidad en muy poco tiempo.

El primer día escuché todo, el segundo día, como si estuviera en clase, me puse a tomar notas como una descosida porque era imposible recordar todas las cosas y todos los procedimientos a seguir en cada caso, y menos con mi memoria de pez...

Durante los dos primeros días empecé a hacer cosas, a atender a los clientes...Parecía que iba cogiendo las cosas. El tercer día, me levanté completamente tranquila, no se donde había dejado todos los nervios, me fui al hotel, llegué, mi compañera me comentó las novedades de los clientes y se fue y yo empecé a atender como si llevase haciéndolo toda la vida.

Ahora lo pienso y la verdad que no se como pude estar tan tranquila...El caso es que lo estuve y todo salió bien. Día a día me he ido sintiendo mas y mas cómoda, como si estuviera en mi casa.

Lo que se hace muy pesado es cuando tengo turno de noche, las horas se hacen eternas y hay muy poco que hacer, menos mal que hay una pequeña televisión escondida en recepción. Encima cuando vuelvo a casa me toca la carabana de entrada a Madrid a eso de las siete y media de la mañana...Lo que normalmente me hago en media hora larga me toca hacerlo pacientemente en hora u hora y pico...

He tenido mucha suerte porque la gente con la que trabajo es muy simpática así que ha sido muy fácil adaptarme. No me puedo quejar, estoy trabajando, con la que está cayendo, con gente muy maja, y me gusta el trabajo que hago. Todo un regalo hoy en día. Soy muy afortunada.

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4 comentarios:

  1. No digo que no seas afortunada, pero creo que en parte,es que te tomas las cosas con tanta positividad, que acabas convirtiendo las experiencias sin más, en experiencias agradables.
    Coincido con algún comentario del Blog. Deberías ser escritora (yo me compraría tus libros).
    Un besote enorme

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  2. Gracias NevilleSan, solo creo que siempre es mejor ver la parte positiva a las cosas/situaciones. No sirve de nada perder el tiempo quejándonos y estando así en un circulo vicioso de negatividad nada productiva, es una pena perder ese tiempo. Un saludo desde España :)

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