jueves, 14 de abril de 2011

DARME CUENTA QUE AQUÍ EN HALLOWEEN TIENES QUE DISFRAZARTE DE ALGO QUE ACABE EN SEXY

Pasar Halloween en Nueva York es una de las experiencias más increíbles para vivir en esta ciudad. Desde semanas antes la gente y la ciudad se preparan para esta esperada fiesta. Los escaparates de las tiendas, las casas, los cafés, los colegios, todo está decorado.


Era mi primer Halloween en Nueva York y tenía muchas ganas de descubrir como se celebraba porque sabía que era una de las mayores fiestas en la ciudad. Mi amiga me dijo que tenía que encontrarme un buen disfraz. La gente prepara sus disfraces para esta noche con mucho tiempo pero yo, como siempre, me lo dejé para el último momento.

Unos cuatro días antes me fui a las tiendas de disfraces para ver que cosas se podían encontrar. Mi idea era decidir que disfraz quería y creármelo yo misma porque el disfraz mas simple te costaba un ojo de la cara y no estaba yo como para gastos tontos. Después de mirar y mirar, pedir consejo a mis amigos, buscar en Internet, elegí uno sencillo: diablesa. Volví a darme una vuelta por las tiendas para ver que cosas había para diablesa. Los disfraces de la tienda consistían en unos veinte centímetros de tela roja, el vestido, unos cuernos, un rabito y el tridente, los mas sofisticados llevaban una peluca roja, “¿y por esto mas de cuarenta dólares?” Con ese trozo de tela me hacía yo un guante, nada más. Así que decidí comprarme un vestido rojo, unos zapatos de tacón negros y comprarme el pack que se vendía de los cuernos y el rabito, quince dólares.

Me volví loca para encontrar un vestido rojo pero al final lo conseguí horas antes de la fiesta y solo por doce dólares. Me acerqué a la tienda de disfraces a comprar el resto. Cuando voy caminando hacía la tienda veo que hay mucha gente en la calle, pensé que había pasado algo. Cuando me acerco más veo que es una cola y que es la cola de la tienda de disfraces. Vale ya se que es obvio que el día que empieza todo va a haber cola para los mas rezagados, como yo, pero es que algunas de las tiendas de disfraces habían estado abiertas durante los últimos días veinticuatro horas. No tenía más opción que hacer la cola así que la hice. Había un puerta, como en una discoteca, que según salían tres dejaba pasar a otros tres. Treinta minutos en la calle esperando y yo pensando que como no encontrase los cuernos y el rabito en esa tienda que no podía ir a otra tienda porque ya eran las seis de la tarde y la fiesta empezaba a las nueve y yo tenía que llegar a casa, mas de media hora en metro, ducharme, arreglarme y volver a bajar a la fiesta.

Cuando entré en la tienda no se podía ni andar. Como yo ya había estado el día anterior sabía donde estaban los cuernos y los rabos, nada de tridente que se iba a hacer incómodo con la copa. Lo cogí rápidamente y me puse a hacer la cola para pagar. En total desde que llegué a la cola en la calle hasta que salí de la tienda pasó más de una hora, ¡Y todo para comprar unos cuernos y una colita!

Me fui corriendo a casa, me duche, me disfracé, me arreglé y me fui.

Un estudiante, un par de años mayor que yo, me había invitado a una fiesta con sus amigos en un sitio muy conocido. Habían reservado parte del local así que me dijo que cuando llegara a la puerta le avisara y pasaría gratis. No iba a ir sola porque todavía no le conocía muy bien a este chico y porque además él iba a estar con sus amigos y yo no quería estar allí como de prestado, todos americanos claro y yo con mi inglés de Alfredo Landa. Así que le dije a una amiga si quería venir conmigo y cuando le dije donde era me dijo que genial porque llevaba mucho tiempo queriendo ir a esa discoteca y que si encima pasábamos gratis que perfecto. Así que llamé al chico y le dije que iba con una amiga y me dijo que perfecto, que cuando llegara a la puerta le llamara y salía a por nosotras.

No era la noche de Halloween pero aquí se celebra la víspera de la víspera de Halloween, la víspera de Halloweeen y luego, si aun te quedan fuerzas, Halloween. Por eso no me esperaba que fuera a haber tanta gente.

De mi casa al metro...No me lo podía creer, ¡el ochenta por ciento de la gente con la que me crucé iba disfrazada! Niños, adolescentes, gente joven, no tan jóvenes, los perros, las madres, abuelos con gorros de colores o gafas extrañas.


Unos  disfraces muy graciosos y nada comunes, algunos de hecho no tenía ni idea de que iban pero luego me explicaban que eran los protagonistas de una película muy famosa de los años treinta, otros superhéroes, otros de cosas que se habían inventado…Muy gracioso.


Cuando cogí el metro aquello era una fiesta, todo el mundo hablando con los otros sobre los disfraces, haciéndose fotos, cantando…

Llegué donde había quedado con mi amiga y cuando la vi me quedé alucinada. Llevaba un pelucón de drag queen con una corona, un vestido de época y unas alas de hada. Le pregunté como había creado ese disfraz y que significaba. Me dijo que fue a una tienda de segunda mano y que al ver el vestido supo que era perfecto para Halloween y que además solo costaba veinte dólares, después fue a una tienda de pelucas y que le encantó esa peluca pero que le había salido un poquito mas cara de lo que había pensado, ochenta dólares, y que luego al probarse todo en casa vio que el disfraz quedaba un poco soso así que cogió unas alas que tenía de otro disfraz en casa y se las puso. Y yo, “pues yo no podía gastarme dinero así que he ido a lo rápido y barato, aunque mi tiempo me ha costado” “¡Pero el resultado está muy bien!” me dijo. Supongo que el maquillaje y los tacones ayudaron.

Llegamos a la discoteca y llamé al chico este. No contestaba. “Voy a llamarle otra vez porque imagino que con la música no oye el teléfono” y tanto que no lo oía que nos quedamos veinte minutos en la puerta venga llamar venga llamar y nada. “Joder…¿Qué hacemos?” le dije a mi amiga “Pues nada, nos va a tocar pagar” “¿Perdona cuanto cuesta entrar?” “veinticinco dólares” “¿Con copa?” “No hay copa incluida en el precio y el ropero es obligatorio” me respondió en plan robot. “¿Entramos o que?” “¡Venga vamos a entrar!” Pagamos y entramos.

Yo no sabía si había entrado en un cabaret, estaban rodando uno de los videoclips de  Britney Spears (que por cierto luego me dijo el chico este que de hecho el último se rodó allí) o en la mansión de PlayBoy.


Animadora sexy, enfermera sexy, hasta aquí todo mas o menos esperable pero además, árbitro sexy, ama de casa sexy, bombera sexy, abejita sexy, vampiro sexy, pirata sexy, policía sexy, colegiala sexy, romana sexy, monja sexy (si lo viera la directora del colegio al que fui), marinera sexy, angelita sexy y por supuesto diablesa sexy que yo a su lado parecía Santa Teresa de Calcuta, de sexy ni la s.

Seguía llamando al chico pero claro, cuando entramos me di cuenta de que era imposible que escuchara el móvil. El sitio era genial. La decoración muy lograda y la música me encantó. Muchísimo ambiente y la gente bailando a lo salvaje, normal, estaban todos caldeaditos. Había dos plantas y la música en cada planta era diferente. Estaba lleno de gente y pensé que iba a ser imposible ver a mi amigo así que nos quedamos en la planta de abajo mi amiga y yo bailando a nuestro aire. Al rato recibí un mensaje de mi amigo diciéndome que no había oído mis llamadas, que subiera a la planta de arriba y que allí nos encontraríamos porque iba a esperarme justo en la escalera. Así que eso fue lo que hicimos.

Por fin le encontramos. Nos presentó a sus amigos y amigas y pasamos la noche con ellos. La verdad es que sus amigas iban mas normalitas, bueno algunas, otras seguían la moda de “lo que fuera” sexy.

A las tres de la mañana o así nos fuimos de la fiesta porque aun quedaba mucho Halloween que celebrar al día siguiente y estábamos agotadas.

Al día siguiente nos volvimos a disfrazar, yo con el mismo, mi amiga se cambió, y nos fuimos a una de las calles más decoradas de todo Nueva York. La gente incluso decora sus casas como pequeñas casas del terror para que la gente pase o para que los niños hagan el tradicional truco o trato. Es la calle sesenta y nueve en el Upper West Side.


La mayoría de las casas de esta calle estaban decoradas por sus propios dueños pero de una forma espectacular, cientos de personas pasando por allí, muchísimos niños con sus cestitas de caramelos, nada de disfraces sexys, esta celebración es mas familiar.


Chuches gratis para todos e incluso un señor salió de su casa con una bandeja de brownies recién sacada del horno para ir dando pedazos a la gente que pasaba por allí, yo pasé casualmente dos veces J Me encantó este ambiente.

Lo único malo es que estaba lloviendo pero aun así había mucha gente en la calle.

Después nos cogimos el metro y nos fuimos al tradicional desfile de Halloween del Greenwich Village y a la que asisten miles de personas para desfilar con sus disfraces o para ver el desfile. El metro estaba lleno, era increíble, no se podía respirar bien, yo estaba súper agobiada y le dije a mi amiga que nos bajáramos y fuéramos andando, mi amiga ni caso. Así que apunto de que me diera un jamacuco, llegamos a la estación y salimos todos del tren.

En este caso los disfraces eran mucho más originales de lo que había visto. Era como gran concurso pero en el que el único premio era que la gente te parase por la calle para decirte lo original que era tu disfraz o para hacerse una foto contigo. Fue súper interesante.


Allí estuvimos un par de horas viendo el desfile y paseando por las calles de alrededor para acabar en un restaurante español a recargar pilas con una buena cena y una sangría. Después de horas y horas por la calle andando bajo la lluvia estábamos caladas así que nos fuimos a casa a eso de las dos.

Fue un fin de semana súper divertido y curioso, lo pasé muy bien y vi varias formas de celebrar Halloween, cada una muy interesante.


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4 comentarios:

  1. Que pasada, me ha encantado el post...Muy curioso esto de Halloween...He de reconocer que esta fiesta me descoloca un poco, es decir, no entiendo exactamente que celebran, pero supongo que cualquier día es bueno para ponerse un disfraz y pasarlo bien...No se, tiene que ser impresionante verlo allí..

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  2. Es verdad Nuria, es bastante curioso y sorprendente :) como tu dices, es una excusa perfecta para pasarlo bien :)

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  3. yo tengo una duda y si me pudieras ayudar te lo agradecería quiero ir a new york en octubre y iré para el 12 tu crees que estará deocrado como mínimo me vuelvo a a semana siguiente.

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  4. Hola Doryta, no estoy segura pero yo creo que dos semanas antes o asi si que estará, no recuerdo exactamente la fecha...

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