La pregunta fue "¡Hey Marta! ¿Cómo estas? Oye que me han regalado un par de entradas para ir a una presentación de National Geographic en la Opera House y he pensado que igual te apetecía, pero que si no te apetece no pasa nada. Bueno que, ¿te vienes?"
Según estaba leyendo el email yo me estaba emocionando por momentos. ¡National Geographic! ¡La Opera House de Sydney! ¿Cuantas veces lo había visto en la tele, o en buscando a Nemo, y ahora tenía la oportunidad de conocerla desde dentro y además asistir a un evento de National Geographic, oferta 2x1.
En seguida contesté el email "¡Si si si! ¡Cuenta conmigo! Me hace mucha ilusión, gracias por haber pensado en mi :) "
Me levanto hoy por la mañana con tiempo de sobra y me meto a mirar el correo y leo "¡Oye que hoy hemos cambiado la hora a una hora mas!" "¡¿Qué?!" Pues yo a cámara rápida, titotirotitotitoti...Vete a la ducha, vistete, preparar el bolso, mientras carga la cámara de fotos, mira en internet que autobús te lleva, peinate, ¡¿que me pongo?! Vas a la Opera House...No es moquillo de pavo... Sal corriendo, espera en la parada del bus hasta que llega, subete corriendo, como si al darte tu mas prisa el autobús fuera a ir mas rápido, y al final, cosas de la vida, llega quince minutos antes de la hora.
Aparecen dos amigos españoles con otro chiquito británico al que también habían invitado porque tenían cuatro entradas. Foto de rigor con el edificio de la Opera House simulando las velas de un barco y para dentro a recoger las entradas.
Y aquí sale la vena española "Oye aun quedan cuarenta y cinco minutos para que empiece...¿Y si nos vamos a tomar unas cerves?" Pues dicho y hecho, nadie se ha negado, mas bien todos estábamos pensando lo mismo, tres españoles y un británico, ¿quien bebe mas cerveza?.
Justo al lado de la Opera House hay como una promenade super bontia pegada al agua con un bar super cuqui, el típico al que no te acercas a preguntar por temor a que te cobren, bueno pues allí no hemos quedado. Cuando hemos ido a pagar yo iba con el reloj, la cadena, la pulsera, todo el efectivo y un par de tarjetas para pagar pero no...Resulta que nos ha costado igual que en cualquier sitio, $6.50 cada cerveza, "¡ah bueno! ¡ Entonces nos tomamos dos rondas!" jajajaja. Unas vistas geniales con una temperatura perfecta. "Que mal se vive en esta ciudad" ha dicho uno de mis amigos mientras mirábamos al puente.
Como yo había estado zanganeando por allí un rato, ya había preguntado donde se recogían y todo así que hemos ido directamente y nos las han dado. Dos en la fila 23 y dos en la fila 26, "Bueno no están mal situadas" hemos pensado. La entrada de unos y otros estaba separada así que no hemos despedido de los chicos y nos hemos ido a nuestro asientos.
¿No están mal situadas....? Nos ha tocado en primera fila en las dos butacas del centro, como dos reinas, podíamos oler hasta el perfume que lleva el fotógrafo de National Geographic.
Nos sabíamos muy bien que era, si un concierto, una exposición, una ponencia... Al final ha resultado ser un ciclo de varias sesiones, esta era la primera, de fotógrafos que han viajado por el mundo capturando las fotos mas impresionantes pero que se han dado cuenta que no solo querían tomar fotos maravillosas, que querían tomar fotos que cuenten historias, que denuncien, que hablen de la realidad.
Así que, en nuestro casi hoy, Brian Skerry, que es un fotógrafo subacuático que ha pasado mas de 10.000 horas bajo el agua, madre mía como tiene que tener las llemas de los dedos... Nos ha ido como se metió en esto y como su carrera ha ido evolucionando según vivía unas experiencias u otras.
Lo mas interesante han sido las historias vinculadas a algunas fotos, impresionantes, que él mismo ha tomado y que mostraban, además de lugares únicos con los que soñamos algún día visitar, crudas realidades retenidas con un disparo y que nos hacen concienciarnos de lo que realmente ocurre. Porque ya se sabe, mas vale una imagen que mil palabras, y él sabe perfectamente como captar esa imagen.
Ha sido una experiencia muy bonita porque hemos podido conocer desde dentro la Opera House de Sydney, algo que me hacía mucha ilusión desde hacía tiempo, y escuchar bonitas y no tan bonitas historias, en cualquier caso todas mero espejo de la realidad, que nos han hecho reflexionar sobre ciertas cosas. Una experiencia que inspira.
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