domingo, 23 de octubre de 2011

SALIDA DE LIMA Y LLEGADA A CUZCO

Nos alojamos en un hotel bastante cerca del hotel porque llegamos muy tarde por la noche y nuestro vuelo salía por la mañana pronto. De hecho, ¡casi lo perdemos! porque creía recordar que salía a las once pero salía a las diez y, mientras estaba tirada en la cama después de desayunar haciendo tiempo para ir al aeropuerto, miré la reserva y me di cuenta de que nuestro avión salía en una hora y media y aun estábamos en el hotel así que rápidamente recogimos lo que nos quedaba y bajamos a recepción para que nos llamaran a un taxi y volamos hacia el aeropuerto.

Como corriendo un rally, llegamos al aeropuerto, facturamos y pasamos el control de seguridad, todo al trote y mirando el reloj cada veinte segundos para ver si no perdíamos el avión llegamos a la zona de embarque ¡a media hora de que el avión saliera!

Fue entonces cuando nos acordamos de que en ese vuelo desde Lima a Cuzco, al no quedar asientos en turista, íbamos en clase business. Era la primera vez que no iba en turista, la lástima fue que el vuelo solo durase una hora y media pero bueno, estuvo muy bien. Tele propia con muchas opciones, asientos reclinables, pero reclinables de verdad, una manta polar pelusita, no despeluchada y, lo mejor de todo, el desayuno que nos dieron. Mientras la mayoría de las personas sentadas en esa clase desayunaban con champagne, yo me limité a pedir una cocacola light pero no dije que no al pan con mantequilla, la ensalada, el fiambre, la deliciosa tarta...No, a nadie le sienta mal que le mimen un poco la verdad...




Al sobrevolar la zona de Cuzco pudimos ver perfectamente la ciudad y sus alrededores. Es una ciudad enorme, mucho mas grande de la zona que se suele ver, la zona centro, y de la que no nos recomendaron salir.

Enseguida llegamos a Cuzco, donde nos vino a buscar una señora del hotel con su folio en blanco y nuestro nombre escrito en él. Cogimos un taxi y nos fuimos hacia el hotel.

Los alrededores de Cuzco son bastante pobres. La mayoría de las casas están a medio hacer y los materiales usados no eran de lo mas fiables sin embargo, según nos íbamos acercando a la zona centro, la mayoría de las casas tenían parte de la fachada de piedra, unas piedras enormes que debieron costar mucho poner ahí.

Después de pasar por angostas calles, pitar a la gente para que se pegaran bien a la pared para poder pasar y de ir botando con la cantidad de baches, que luego vimos que eran las calles adoquinadas, llegamos al hostal, bueno, llegamos a la zona mas cercana al hostal pero en la misma calle el coche no podía pasar así que nos bajamos y subimos una eterna cuesta, menos de cincuenta metros, hasta llegar a la entrada.


Nos dieron la bienvenida y, antes de hacer el chek-in, lo primero que nos dijeron fue "chicas tenéis a vuestra disposición 24 horas mate de coca para que bebáis e incluso hojas de mate secas para que mastiquéis porque vais a empezar a sentir unas sensaciones extrañas típicas del mal de altura como dolores de cabeza, malestar general, mareo..."

Sabíamos algo sobre el mal de altura, teniendo en cuenta que Cuzco está a mas de 3000 metros sobre el nivel del mar, era de esperar que el cuerpo se resintiese pero hasta ese momento no habíamos sentido nada. Sin embargo, como nos insistieron bastante en el hostal, nos tomamos nuestra primera taza de mate de coca y masticamos un poco de hoja, como si estuviéramos mascando hoja de laurel.



Hicimos el check-in y, ¡Bienvenidas a Perú!. Primera de las muchas experiencias indeseadas que vivimos allí. Nos estaba esperando en la recepción del hotel un hombre que ayudaba a los turistas a organizar sus viajes por Perú, llevándose una comisión como es lógico. Este método funciona mucho en los países latinoamericanos, pequeñas agencias o en los mismos alojamientos te organizan los tours llevándose una pequeña comisión así que confiamos en el hombre.

Después de una hora y pico de reloj explicándonos todo, la mayoría de las cosas ya las sabíamos porque las habíamos consultado por internet, nos dio presupuesto para una excursión de un día por el Valle Sagrado, pasando por tres pueblos y viendo sus ruinas, con guía y demás mas los dos días en Machu Picchu con todo incluido. Todo en total, y por ser una chicas tan guapas y además españolas, palabras textuales suyas, nos lo dejó como oferta especial por $250 cada una.

Nos quedamos con la boca abierta. Sabíamos que, como turistas, nos tocaría pagar un precio mayor de lo que esperábamos pero no tanto como $250 cada una...Mi prima quería cogerlo pero me parecía tan caro, y además acabábamos de llegar, no habíamos hablado con nadie mas así que le dije a mi prima que mejor si dábamos una vuelta por Cuzco y veíamos otras opciones, esto delante del hombre que se enfadó bastante al ver mi respuesta.

Nos pusimos algo mas de ropa porque había refrescado y nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad. Estábamos en la parte alta de la ciudad así que empezamos a bajar por las callejuelas sin ningún problema. Suelo empedrado, casas de piedra, bonitas vistas de los alrededores, pequeñas iglesias, tiendas y por supuesto agencias de turismo para organizar las excursiones.




Paramos en la primera agencia solo para preguntar, para ver por cuanto salía. Nuestra sorpresa fue que, por EXACTAMENTE lo mismo, en esa primera agencia nos pedían $160 por persona...$90 menos por persona en la primera agencia en la que preguntamos. nos indignamos de tal forma...¿Cómo es posible que se intente aprovechar tanto de unas personas que acaban de llegar a la ciudad? Te asaltan, porque eso es lo que es, un asalto, nada mas llegar al hostal cuando aun no tienes idea de nada. Vergonzoso, pero por desgracia, no fue la última vez que nos intentaron engañar de forma tan descarada.

Decidimos coger todas las excursiones en esta agencia y nos fuimos a pasear por la ciudad. No tardaría mucho en atardecer así que aprovechamos a ver lo máximo de día y, aunque no habíamos comido nada mas que el delicioso desayuno en el avión, preferimos aprovechar la luz del día y después comer.

En nuestros primeros pasos nos encontramos una señora con un bebé en la espalda vestida con los típicos colores peruanos y la típica indumentaria. Nos hizo mucha gracia porque, además de ser la primera típica peruana, llevaba una alpaca pequeñita.



Callejeamos hasta llegar a la plaza de armas. Muy bonita, con unos edificios muy antiguos de color marrón, con soportales y balcones a la plaza, con flores y un pequeño jardín en el centro que rodea una fuente. Un lugar con mucho encanto por el que se puede pasear, comprar, tomar algo, hacer fotos, cualquier cosa que se te ocurra.




Seguimos paseando por la ciudad y entrando en tiendas y mercados artesanales repletas de jerseys, gorros, bufandas, calcetines...Todo hecho de alpaca, muy calentita, tanto que, como estaba refrescando, nos compramos un gorro con las borlas cayendo y todo.

Empezó a anochecer así que buscamos un restaurante peruano donde hubiera gente de la ciudad cenando, señal de buena y auténtica comida peruana. Encontramos uno a cien metros de la plaza de armas así que allí nos sentamos.

Nos pedimos pollo broaster y ensalada de palta (aguacate) y para beber un delicioso zumo de frutas variadas lleno de sabor. Todo estaba muy rico y tenía unos colores muy vivos.

Paseamos otro rato hasta que un señor nos dijo que no debíamos ir mas allá porque podía ser peligroso y volvimos hacia la zona de la Plaza de Armas y vimos la ciudad iluminada. Dispuestas a subir hacia el hostal, con mas frío que un cubano en Alaska, empezamos a sentir el mal de altura.

Es una ciudad con unas cuestas bastante empinadas y nuestro alojamiento estaba en la zona alta asíque no teníamos mas opciones que hacerlo. Empezamos a subir una de las calles normal pero cuando habíamos hecho menos de diez metros nos tuvimos que parar porque no podíamos con nuestro alma. Un ahogamiento, un dios mío que no puedo...Era como si derepente nos hubieramos empezado a ahogar pero una cosa muy extraña, no es lo mismo que cuando estas haciendo ejercicio y te cansas...Era una sensación muy extraña que nunca había tenido que me hacia marearme y andar como con plomo en las botas y a la vez como si se te estuviera yendo la cabeza...



Por fin llegamos al hostal y lo primero que hicimos fue irnos a tomar un mate de coca y nos subimos a la terraza del hostal a ver las maravillosas vistas de la ciudad y de los alrededores que teníamos. Algo bueno tendría que tener que el hostal estuuviera en la zona alta de la ciudad, ¿no?


Otras entradas que te puedan interesar:

Un día en Buenos Aires

Lo mejor y lo peor de Río de Janeiro

Búsqueda de hotel, charla con el artista de la escalera de SantaTeresa, mercadillo y cervezas en Lapa

4 comentarios:

  1. "Primera de las muchas experiencias indeseadas que vivimos allí. " ¿EN SERIO? ö
    Impaciente por leer! :O

    ResponderEliminar
  2. Que interesante el viaje.

    ResponderEliminar
  3. si Lidia, la verdad es que una pena porque ibamos con muchísimas ganas e ilusión a Perú pero, aunque como país es MUY BONITO, nos encontramos con malas experiencias que en muchos momentos nos aguaron el viaje.

    La verdad es que lo fue Pilikina!

    ResponderEliminar
  4. Hola Marta.

    Bueno en los viajes no siempre es oro todo lo que reluce... La gente muchas veces quiere aprovecharse de los turistas... o bueno.. algunas zonas no son tan deseables de visitar en cuanto a seguridad u otros incovenientes. pero bueno, todo es una experiencia que luego recordaras entre risas...

    Por cierto... cuantos dias te quedan de periplo?...

    Un besazo... Chema.

    ResponderEliminar