sábado, 12 de marzo de 2011

COMO SOBREVIVIR DOS DÍAS EN NUEVA YORK CON MEDIA CEBOLLA Y UNA TAPA DE PAN BIMBO

Primer día del mes y yo sin el dinero del alquiler. En mi banco un saldo de doce céntimos. En la nevera media cebolla y una tapa de pan Bimbo.

Llevaba viviendo en Nueva York más de seis meses y estaba trabajando como profesora privada de español. Tenía suficientes estudiantes a la semana como para sobrevivir. En ese momento vivía en un estudio en Harlem por el que pagaba $1200 al mes.

Era uno de febrero y me faltaban $48 del alquiler y había quedado con la chica del apartamento esa noche para pagarla. No había problema porque ese día tenía tres estudiantes así que el dinero me iba a llegar, por los pelos pero me iba a llegar.

Cuando miré mis correos electrónicos encontré uno de cada uno de los estudiantes que tenía ese día diciéndome que cancelaban la clase por la tormenta de nieve. “¿Tormenta de nieve? ¿Qué tormenta de nieve?” Me asomo por la ventana. Todo totalmente blanco, medio metro de nieve. No se veía ni un alma, estaba nevando a todo trapo.

Respondí los correos preguntándoles si era posible que quedáramos aunque fuera cerca de su casa. Yo ya me veía con una raqueta atada a cada bota y con más frío que el tobillo de una gaviota para llegar a dar las clases. Pero me dijeron que no, que era mejor que nos quedáramos en casa hasta que la tormenta pasara. Así que en casa me quedé.

Miré en Internet el saldo de mi banco, doce céntimos, eso no ayudaba. Miré en la cartera, en todos los bolsillos de mis pantalones, en los cajones, hasta hice como en las películas, buscar en los recovecos del sofá donde siempre se encuentran monedas, nada.

Necesitaba más tiempo para conseguir el dinero así que le mandé un correo a la chica diciéndola que me había ido fuera el fin de semana y que por la tormenta habíamos decidido quedarnos un día más. Que al día siguiente cuando volviera por la noche me pasaba por su casa para darla el dinero.

Al día siguiente tenía dos clases así que el tema estaría solucionado, si la nieve me dejaba claro. Pero estaba todo pensado. Si la nieve no me dejaba tener las clases tampoco iba a dejarme volver a Nueva York desde mi supuesto viaje.

Una vez que el tema del alquiler parecía que estaría solucionado al día siguiente me di cuenta que tenía mas hambre que los pavos de Manolo. Fui a la cocina para ver que tenía. Abrí la nevera y los ojos se me quedaron como platos. Media cebolla y una tapa de pan Bimbo. Abrí el armario de la cocina para ver que más tenía. Tres sobrecitos de salsa de soja que me habían sobrado de una cena de la semana pasada.

Cuatro de la tarde y yo venga beber agua, venga beber agua. Dicen que beber agua te llena, totalmente de acuerdo, pero eso de que te quita el hambre…Yo solo se que parecía un globo y tenía mas hambre que antes.

Piqué la media cebolla, la puse en la sartén y la freí. Pensé en tostar el pan pero luego me di cuenta que no porque tostado se quedaba más pequeño y no estaba yo como para derrochar.

Me comí la media cebolla fritita y la rebanada de pan. Lo puse en un plato pequeño porque me sonaba que es lo que hace la gente que está a dieta para que parezca más cantidad. Me lo comí estilo pajarito, poquito a poquito, saboreándolo bien y disfrutándolo. No necesité lavar el plato cuando terminé, lo había dejado más limpio que si hubiera usado lavavajillas ultra concentrado.

Tengo que decir que es curioso que en realidad me sentía llena, ¡llena de ganas de comerme un buey!

Pasé la tarde viendo un par de películas e intentando no pensar en el hambre. Esa noche me fui a dormir a las ocho.

A la mañana siguiente me levanté ligera como una pluma. No si al final me iba a venir bien y todo el ayuno involuntario.

Miré por la ventana y, aunque todo seguía blanco, no estaba nevando así que todo indicaba que iba a poder salir a la calle sin raquetas ni nada, que lástima, yo ya me las había atado a las botas.

Comprobé mi correo, no había cancelaciones. Quería salir de casa cuanto antes a pesar de que mis dos clases eran por la tarde-noche pero era un buen día para ir a Central Park a hacer unas fotos, la ciudad estaba preciosa.

Afortunadamente un par de semanas antes había comprado mi metro card mensual, viajes ilimitados en autobús y metro. De hecho, era lo único que tenía.

No pensé en ello hasta que me senté en el tren y el chico de mi lado se estaba metiendo entre pecho y espalda una doble extra maxi cheese beicon chicken hamburguesaca a las diez de la mañana, si, a las diez de la mañana y en el metro. Olor a beicon, a carne, el ketchup cayéndose por los bordes del pan y yo como Homer Simpson, cayéndoseme la baba. “¡No me hagas esto por dios! Que el día no ha hecho mas que empezar…” pensé.

Pasé la mayor parte de la mañana haciendo fotos del parque y de los alrededores. A eso de la una pasé a un centro comercial que hay en Columbus Circle, una plaza que hay en la esquina suroeste de Central Park, para ir al servicio de Whole food que es un supermercado orgánico donde también hay mesas para comer.

Cuando salí del baño vi a una señora con una mini tarrina de papel con comida y me di cuenta que era una tarrina de estas de muestras de comida que te dan a probar. Se me encendió la bombilla, ¡ya tenía desayuno!

A partir de la una es cuando la gente empieza a comer aquí, por eso aproveché la multitud para coger muestras una y otra vez. Era como comida gourmet porque todo me sabía a gloria. Por supuesto eran porciones diminutas pero al pasar un par de veces por cada una de las muestras tuve suficiente para que mi estómago dejara de maullar.

Recuerdo que mientras iba caminando por la calle un vagabundo se acercó a mi moviendo un vaso de plástico con unas cuantas monedas y me preguntó si podía darle algo de dinero. Le dije que lo sentía pero que no tenía suelto, en realidad no tenía ni suelto ni agarrado, y pensé “ ¿y tú? ¿podrías darme algo suelto por favor?”.

Mas fotos y mucha agua, mucha agua.

Habían pasado varias horas desde mi aperitivo y aun me quedaban unas cuantas horas por delante hasta mis clases. Me puse a pensar lo triste que es no tener que comer y no saber de donde sacarlo y menos cuando todo el mundo está comiendo a tu alrededor como descosidos y tirando comida como si nada. Decidí dirigirme al metro para ir a otra parte de la ciudad a hacer mas fotos, al menos así mi mente se mantendría ocupada en otras cosas. Cuando voy a entrar en la boca del metro veo dos chicas con un cartel que pone “abrazos gratis”. Me hizo sonreír. “Un abrazo ahora me vendría bien” pensé. Pero no fui, no estaba de humor.

Entonces, ¡¿Qué ven mis ojos?! ¿Es un espejismo o es realidad? ¡¡Dos chicos repartiendo barritas energéticas de propaganda!! No me lo podía creer. Me dio tanta alegría que me acerqué a ellos con una gran sonrisa y les eché la mano para que me dieran una barrita. Era con chocolate…me la comí ahí delante de ellos, como si estuviera sola, no había nada a mi alrededor, solo yo y la barrita, con chocolate…Fíjate como me verían los chicos que me preguntaron si quería otra, jajajaja. Yo por supuesto les dije que si. Estaba tan feliz, mi estado de ánimo había cambiado tanto en cuestión de minutos, y todo por una simple barrita de cereal, con chocolate…Fui a celebrarlo. Les planté un abrazo a las chicas del cartel de “abrazos gratis” que creo que después de eso se las llevaron a urgencias con un par de costillas rotas.

Me fui a leer un rato para hacer tiempo hasta mis clases. Tuve mis clases y mis estudiantes me pagaron por ellas. Cogí el metro hasta la casa de la chica y le pagué el alquiler del mes, yo recién llegada de mi viaje claro J

Después de todo me habían sobrado $2, lo que me parecía una fortuna. Era tiempo de darme un festín. Me fui al deli de la esquina y me compré una botella de medio litro de coca-cola Light y una chocolatina (twix). Esa fue una de las mejores cenas que he tenido en Nueva York, nunca antes había saboreado tanto la comida.


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15 comentarios:

  1. Ufff, realmente no se si leer esta entrada me ha dado hambre, o ganas de comer de forma moderada saboreando cada mordisco a partir de ahora.

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  2. Alex disfruta de la comida que es un placer sin olvidar que eres afortunado por tenerla, pero sobre todo saboreala, es deliciosa :)

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  3. Se perfectamente como te sientes!! tuve una historia muy muy parecida en Londres... excepto que no hubo nadie a quien le pudiera dar un abrazo.. Ana

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  4. Hola Ana, creo que muchos de los que nos vamos a buscarnos la vida a otro país pasamos por situaciones así, es una pena pero te hace crecer y valorar. Que lástima que en Londres no hayan abrazos gratis! deberiamos montar una ONG llamada "abrazos gratis around the world" :) Un abrazo!

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  5. Vivir una aventura es una cosa, pero narrarla tan bien es otra muy distinta.

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  6. Muchas gracias Vicent, me alegro de que te guste :)

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  7. Sé como te sientes, yo viví una semana con una sola libra en Londres... tuve que "pedirla prestada" de la cafetería en la que trabajaba.

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  8. Wanderer lo tuyo es peor! Pero yo creo que son estas las experiencias que nos hacen crecer y valorar asique yo no me arrepiento de haber tenido que pasar por esa experiencia, es mas, me alegro, es parte de la aventura :)

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  9. Buenas noches Marta,, me llamo Laura tengo 30 años y desde antes de cumplir 18 Madrid se me ha quedado taan pequeño, que en 2003, viví mi primera experiencia fuera en Escocia durante 10 meses, volví a Madrid y en 2007, de nuevo Sidney me acogió durante 8 meses, tras los cuales exploré tranquilamente Tailandia, Camboya y Laos,, de nuevo de vuelta en Madrid, acabé la carrera, durante unos años me he sentido aquí en casa, pero ahora sin nada que me ate de nuevo me estoy planteando escaparme, esta vez sin fecha de vuelta, y he entrado en el foro y me ha recordado a los "chapter" que yo escribía a los míos y a la ilusión con la que los escribía siendo sus ojos, gracias por renovar mis ganas de marcharme de nuevo!!

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  10. Hola Laura, impresionante tu historia, eres una nómada :) muchas gracias por tus bonitas palabras y me alegro de haberte animado a empezar una nueva aventura. Un abrazo!

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  11. jajaja yo viví algo muy parecido en Londres también! suerte a todos con la alimentación! jaja

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  12. Tu tambien tiraste de muestras de comida AnaBanana? :)

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  13. Nunca he pasado por una situación asi!

    Pienso que esas cosas sirven para madurar, Como dicen aqui dios aprieta pero no ahorca.

    Besos desde Venezuela!

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  14. Si alguna vez me pasa esto en Nueva York, juro por la Liberty que usaré mis 2 dólares para entrar en internet y escribirte, Marta. Mejor que un abrazo real, será un hombro virtual sobre el que llorar, jejeje. Muy grande el blog!! :)

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    1. Por aquí estaré Sara!! Pero espero que no te pase :) Un abrazo!!

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