Mi objetivo era pasar todo el día 31 de marzo del 2012, día del Gran Apagón Mundial, sin hacer uso de la electricidad y además intentando contaminar lo mínimo para ver como sería mi día a día en estas condiciones.
Está claro que vivir un día así no tiene nada que ver con vivir cada día de tu vida de esta manera pero era un pequeño reto que me haría darme cuenta de algunas cosas a las que no presto atención normalmente.
Me levanté sin despertador, afortunadamente era sábado y no tenía que trabajar, si no, las cosas se hubieran complicado un poco porque no me hubiera despertado a las seis y media de la mañana de forma natural, que es a la hora a la que me levanto cuando voy a trabajar. Le comenté a mi prima, que tiene quince años, lo que iba a hacer y me dijo que ella también quería así que móviles, ordenadores y televisiones apagadas, nos pusimos manos a la obra para planear el día.
Como hacía un día soleado, nos fuimos a comprar el pan y un poco de fiambre al supermercado. con nuestra bolsa de tela en la mano. Hicimos los bocadillos, cogimos un par de botellas de agua y nos fuimos a pasar el día a la playa. Tomamos el sol, hablamos, nos reímos, comimos, vimos como la gente jugaba al volleyball y así pasamos el día, de lo mas relajado y ecológico.
De momento, no echaba nada de menos la electricidad. Llegamos a casa y cuando nos fuimos a dar una ducha nos dimos cuenta que no podíamos calentar el agua porque el calentador era eléctrico pero tampoco podíamos calentarlo en cacharros de la cocina porque también era eléctrica. A ver quien se duchaba con agua fría....Aunque había hecho muy buen día, había bajado mucho la temperatura al empezar a anochecer así que decidimos hacernos el lavado del gato con nuevo apoyo logístico, la toallitas de bebé y agua del tiempo.
Cuando nos pusimos el pijama nos dimos cuenta de que ya había anochecido y ahora las cosas ya empezaban a complicarse un poco mas. Nos pusimos a buscar a medio oscuras una vela, menos mal que teníamos una, la encendimos con un mechero y nos sentamos en la terraza a pensar que podíamos cenar.
Obviamente, no podíamos calentar nada así que nos decidimos por un sandwich de jamón york y queso. Normalmente el pan estaría tostado y el queso fundido. Y esta noche no iba a ser menos. Por turnos, como buenas primas que comparten, fuimos acercando parte del pan a la mecha de la vela para que se fuera tostando un poco. Vale, la cosa empezó de coña pero resultó que el sabor era el mismo que cuando se tuesta en la tostadora. Además de eso, al acercar el pan, y eso que la vela era pequeña, el queso se ponía blandito, algo similiar a cuando lo fundes.
Después de cenar, unas cartitas, un chinchón, a la luz de la vela y a eso de las once, con mas frío que en un iglú con las ventanas abiertas, nos metimos para dentro envueltas en unas mantas.
Por supuesto, no se nos pasó por la cabeza encender la calefacción. Así que nos quedamos mirando una a la otra pensando "¿Y ahora que hacemos?".
No podíamos pasar al salón porque allí estaba la televisión, la luz y la calefacción encendidas, parte de la familia nos tachó de locas por querer probar un día sin electricidad. Sin mas luz que una pequeña vela, que por casualidad estaba en casa, con frío y poca imaginación, nos fuimos a la cama, no sin antes hacer una paradita por el baño con la vela en la mano. Nos quedamos un rato hablando y de risas tiradas en las camas mientras nos dormíamos. Mañana sería otro día.
De esta breve experiencia saco un par de conclusiones:
-Es difícil convivir sin todas estas cosas porque nos hemos creado dependencias, innecesarias en la mayoría de los casos pero en alguno de ellos facilitan mucho la vida del día a día.
-La televisión, internet, el teléfono y todos esos aparatos adormecen nuestra imaginación.
-El día es bastante llevadero pero la noche se hace mas difícil por el frío y la luz. Está claro que quien quiera vivir con el mínimo gasto eléctrico debe levantarse al amanecer y así aprovechar al máximo las horas de luz, y de calor.
-Vivir sin frigorífico es algo bastante complicado, mas que nada porque sin el no puedes mantener los alimentos mucho tiempo, por no hablar de lo bien que sienta un vaso de agua fresquita en verano con toda la solana.
-Puedes sentir cierta soledad al no tener ruidos o sonidos alrededor tuyo como la radio o la televisión. Yo soy de las que muchas veces la enciende sin estar viéndola, solo para que me haga compañía mientras hago otras cosas.
-Pero lo peor de todo, lo que mas eché de menos fue el calor. El calor de la comida, el calor del agua caliente para ducharte y el calor de la calefacción.
Sin embargo, le pregunté a mi prima de quince años que es lo que mas había echado de menos y me dijo que fue internet.
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me gusto mucho tu artículo, y coincido con tu prima, extrañaría mucho el internet...
ResponderEliminarGracias Rosa, la verdad es que nos hemos acostumbrado tanto a internet que ahora ya es casi imprescindible para el día a día....Pero de vez en cuando está bien desconectar :)
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