Marruecos es el país perfecto para acercarse a una cultura muy diferente pero hermanada con la nuestra. Sus tradiciones, su religión, su gastronomía, su forma de ver la vida... A un paso de España, un mundo paralelo, en muchos aspectos, anclado en el pasado, para bien y para mal.
Los marroquíes son personas muy acogedoras que te ofrecen aquello que tienen y te hacen sentir como en casa. Es una ventana al mundo árabe pero con los pies en occidente.
Marrakech en concreto es una ciudad caótica, desordenada, ruidosa, y bulliciosa pero también llena de colores, de aromas, de vida.
El corazón de la ciudad es la plaza de Jemma El Fna, alrededor de la cual se sitúa todo el casco antiguo.
Esta plaza tiene vida propia. De día, llena de vendedores ambulantes, los famosos monos con los que los turistas se hacen fotos, los kioskos donde tomarse un zumo de naranja recién exprimido por unos cuarenta céntimos de euro y mucho mas.
Los aguadores vestidos con sus curiosos trajes rojos y sus sombreros ofreciendo agua a quien pasa por allí, los músicos haciendo salir a las serpientes de las cestas con su música, las tiendas de sus preciados dátiles y otros frutos secos y rodeada de otras tiendas con todos los productos imaginables.
Al fondo la Koutoubia, la mezquita mas conocida de la ciudad con su torre mas alta, y su alminar que es gemelo de la Giralda de Sevilla, desde el que se llama a la oración a los musulmanes.
De noche, la plaza cambia totalmente su aspecto. La parte sur de la plaza se llena de puestos de comida que cargan el ambiente de humo, un humo característico de esta plaza, parte de su personalidad. También puedes encontrar a cuenta cuentos que relatan interesantes y antiguas historias, en árabe principalmente, a la gente que les rodea escuchando atenta. Gente bailando, gente tocando música marroquí. Gente gente y gente, todo el día, toda la noche.
Algo imprescindible que hacer en esta plaza es subirse a alguna de los cafés/Restaurantes con terraza en la planta de arriba desde donde ver toda la plaza y disfrutar de su actividad. La puesta de sol es el momento ideal para hacerlo.
Marrakech no es destino apto para aquellos que odien ir de compras, ya que uno de los puntos fuertes de esta ciudad es la cantidad de zocos que hay y lo divertido de perderse entre sus calles mientras regateas, te ofrecen tes a la menta y escuchas frases como "la prisa mata amigo", "mas barato que ryanair y carrefour", "Hola, hola caracola" etc.
Para llegar a los zocos, solo tienes que coger cualquier calle que salga de la parte norte de la plaza y seguirla. Sin darte cuenta, te habrás adentrado en un laberinto donde encontrarás mercados tan interesantes como el de los boticarios, donde se venden cosméticos tradicionales, el de las especias
de las alfombras
el de la cerámica, el de marroquinería, donde encontrar carteras, puffs, guantes, babuchas y demás
el de las joyas, el de las telas, con caftanes, mantas, prendas de algodón, el de los instrumentos musicales, el del latón y cobre, con las bandejas y teteras sus vasos de cristal y otros mas.
Recuerda que el precio al que debes llegar cuando regatees es a la mitad o menos del precio inicial que te ha dicho el vendedor. Pero llega a el regateando, con una sonrisa y de forma simpática, así, lo disfrutarás mas y acabarás comprando mas barato.
En la zona norte también, pasados los zocos, encontraréis el pintoresco barrio de los tintoreros que es donde se tratan las pieles de camello, oveja o cabra para después teñirlos de diferentes colores llenos de vida con las que luego harán todo tipo de productos como los que veremos en los zocos.
Para esta zona recomiendo coger a un chico en la calle que te haga de guía y te explique un poco el proceso. él también te dará hierbabuena para que te pongas en la nariz ya que allí el olor es muy desagradable.
También por esta zona, pregunta por que si no es una locura salir de allí, un imprescindible para mi es la Madraza de Ben Youssef que es una antigua escuela religiosa donde enseñaban el corán. Es el único edificio musulmán abierto al público no musulmán. Merece la pena entrar.
Casi pared con pared y pagando solo un poquito mas por la entrada combinada, encontramos el Museo de Marrakech en el que se puede encontrar arte moderno y antiguo y otras cosas curiosas sobre la ciudad, además de ser un edificio muy bonito. También te escribirán tu nombre en una lamina pintada a mano de Marrakech por unos 2€, perfecto recuerdo muy original.
Ahora nos dirigimos a la parte sur de la plaza Jemma El Fna, a uno de mis barrios favoritos en todas las ciudades que visito, el barrio judío.
Para llegar a la Mellah o barrio judío de Marrakech se sale por la parte sur de la Plaza Jemma El Fna cogiendo la calle Riad ez Zitoun, que es una calle con mucho encanto con menos turistas según te vas alejando de la plaza.
Antes de llegar al barrio judío, llegarás al palacio Badi. Merece la pena entrar y echar un vistazo a los patios y las diferentes salas de este.
Una exquisita decoración en sus techos de madera y sus bonitos azulejos de colores adornan cada estancia para dejarnos imaginar lo que un día este palacio significó.
A unos pasos del palacio, empieza el barrio judío. Antiguamente había una gran comunidad judía en la ciudad pero muchos inmigraron a Israel o Francia en los años cincuenta y sesenta.
Las callejuelas estrechas que empiezan a aparecer te dan la bienvenida a un barrio donde no encontrarás a penas turistas.
Actualmente no hay muchos judíos viviendo en este barrio pero aun puedes encontrar una pequeña sinagoga, que pasa totalmente desapercibida camuflada en el interior de un edificio
el cementerio judío, que curiosamente pega pared con pared con un cementerio musulmán
y un mercado con productos autóctonos, cero turistas y con precios locales de verdad.
El paseo por el barrio judío es recomendable porque se aparta del bullicio del centro, pero sin alejarse demasiado. Para los hombres, tanto en la sinagoga como en el cementerio judío, os pedirán que os cubráis la cabeza como respeto, tal y como hacen los judíos.
Desde aquí recomiendo ir a ver el Palacio Real que está a poca distancia. Salir por una de las puertas de la muralla de adobe rosado que rodea La Medina y entrar por alguna de las otras de nuevo al centro.
Fuera de las murallas también hay otras cosas que visitar. Para hacerlo, puedes coger el típico autobús rojo turístico que te da una vuelta por la ciudad, hacerlo caminando (está un poco separado), en autobús o en taxi.
Los Jardines de la Menara son un buen lugar donde desconectar de tanto caos. En el gran estanque verás enormes peces que se alimentan de todo lo que los turistas les echan.
Para quien quiera darse un paseo en camello, fuera de estos jardines hay algunos para los turistas.
También fuera de la muralla está la zona del palmeral y la zona moderna de la ciudad donde la arquitectura es mucho mas similar a Europa y se pueden encontrar las típicas tiendas internacionales como Zara.
Aquí te dejo cuatro recomendaciones personales sobre la ciudad:
1. Ir a una cena espectáculo en el restaurante Chez Ali que dura unas cuatro horas donde te dan de comer comida típica tradicional como sopa de legumbres, cuscús, tallín, dulces marroquíes y todo esto en un Haima mientras bailarines y cantantes de diferentes regiones de Marruecos amenizan la cena.
Después de la cena hay un espectáculo de música y baile tradicional, acrobacias a caballo, danza del vientre y fuegos artificiales.
Además puedes ver hasta una réplica a tamaño real de la cueva de Ali Baba y los cuarenta ladrones y todo por unos 35€ por persona, incluido el transporte desde y hasta tu hotel/Riad.
2. Comer o cenar en el restaurante Chez Chegrouni que está en plena plaza Jemma El Fna donde se come bastante bien y a un precio mínimo con unas bonitas vistas de la plaza.
3. Si tienes tiempo, coge una excursión desde Marrakech al desierto. Necesitas al menos dos o tres días para disfrutar de Marrakech y otros tres días mas para que la experiencia en el desierto merezca la pena pero es algo único que hay que hacer una vez en la vida (yo aun no he podido :/ )
4. No lleves mucho en tu maleta, lleva lo mínimo, porque aunque no te gusten las compras... ¡Vas a comprar! :)
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