Pensábamos que no nos iba a dar tiempo a ver lo mas importante de la isla pero al final cumplimos con lo planeado. El plan para ese día era dejar el apartamento, meter las maletas en el coche y desde allí dirigirnos a La Fundación César Manrique que no es otra cosa que la casa-estudio donde vivía el arquitecto y escultor.
La casa está construida en rocas volcánicas, en pequeñas cuevas donde ubica las habitaciones, salones de estar o incluso una zona de barbacoa y piscina blanca, como la de Los Jameos del Agua. La arquitectura de la casa en si es bastante original pero además de eso, lo curioso es como todo encaja perfectamente con la geografía de la zona. Incluso una de las ventanas de la casa estaba cortada siguiendo la forma de la roca que atraviesa el vidrio quedando mitad de roca fuera y mitad de roca dentro. Hablo de una roca de mas de metro y medio. Fuera de la casa se encuentra un jardín con un tranquilo estanque en el centro.
Sin duda, me gustaría tener una casa así que poder disfrutar con amigos y familia como hacía él, según mostraba un vídeo y unas fotos de su vida privada.
Desde aquí nos cogimos el coche y condujimos hasta La Cueva de Los Verdes. Nos habían contado que acceder a la cueva tenía cierta dificultad porque hay partes de la cueva por las que tienes que pasar agachado casi en cunclillas ya que la altura del techo no es mayor de metro y medio.
Algunas de las personas con las que iba no querían ir porque pensaban que se iban a agobiar y que iba a ser complicado pasar por los estrechos pasadizos de la cueva pero al final entramos todos. He de reconocer que en la primera zona estrecha me agobie un poco porque no veías el final del túnel y era un pelín asfixiante. Mientras tenía un nudo de angustia en la garganta le decía al de mi lado " no te preocupes que esto no es nada. Enseguida saldremos a una zona amplia" y yo mientras medio mareadita :) Pero no es porque sea muy estrecha o complicada pero como era la primera vez que iba no sabía como iba a ser el recorrido.
La cueva es bastante grande, de hecho creo que tiene unos seis kilómetros de longitud pero al público solo tienen abierto un kilómetro. El recorrido dura una hora mas o menos y se hace muy ameno. Al final de la visita, además de una sorpresa que hacen a todos los visitantes (¿que será....?), descubrirás porque se llama La Cueva de Los Verdes y quienes se escondían allí para evitar a los piratas que acechaban la isla.
Para despedirnos del bonito mar que baña la isla, de camino al aeropuerto, nos paramos en Punta Mujeres, un pueblo pescador con unas bonitas casas y pequeños embarcaderos para barcos de pesca. Aquí aprovechamos para comer en uno de los embarcaderos mirando al mar como despedida de Lanzarote.
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