jueves, 11 de julio de 2013

TRES MESES EN ROMA YA, EL TIEMPO VUELA...

Es cierto que Roma es una ciudad extrema, que amas o que odias. Cuando llegué aquí, veía todo de color de rosa, la típica vida italiana idílica y apasionada. Las decenas de estereotipos italianos se mezclan y aparecen a cada paso que das, en cada esquina y tu te sientes en una película de Benigni.

Pasadas unas semanas en la ciudad, vas descubriendo que no todo es tan de color de rosa, te das cuenta del caos de la ciudad, del tráfico, de que cada vez que cruzas por un paso de cebra o semáforo estas arriesgando tu vida, de que el transporte público no es tan bueno como tu pensabas, te acostumbras a ir como sardina en lata en el autobús o a esperarlo por cuarenta minutos un día de diario.

Tus pies empiezan a desear que la ciudad fuera asfaltada en vez de tener esos malditos adoquines que tantas veces te hacen torcerte el pie y que te hacen andar como una torcuata, y eso que yo no soy de tacones...

Por según que zonas, necesitas mucha paciencia y un equipo de rugby para pasar ya que hay ordas de turistas amontonados justo por donde tu quieres cruzar. Y olvídate de que te entre hambre o sed por el centro porque pagarás millones por una simple botella de agua.

Algunos italianos son muuuuy rancios. Te contestan mal o ni si quiera te contestan. Al saludarlos te miran como si fueras un bicho raro y pasan de largo sin hacer ni el menor amago de saludo.

Si tienes algún problema, tardas décadas en solucionarlo porque aquí parece ser que los relojes están prohibidos...Nueve días sin internet por un error de la compañía y unas veinticinco llamadas a atención al cliente me hicieron darme cuenta de esto.

Es en estos momentos cuando piensas "¿donde está la Roma de la que creía estar enamorada?"

Pero cuando menos te la esperas, aparece sonriendo y recordándote que está ahí. Unos niños pequeños jugando en un parque a los que te quedas embobada escuchando como hablan perfectamente ese idioma que tu estas aprendiendo, esa pastelera de barrio que te sonríe al atenderte y te regala un pequeño croisant como bienvenida al barrio a pesar de que ni tu la entiendes a ella ni ella te entiende a ti.

Ese arte por la buena comida, disfrutar de comprar los alimentos, cocinarlos, tomarte tu tiempo para ello, y después saborear cada bocado, sin olvidar esos dulces deliciosos que acaban con tu operación bikini.

Sentirte en el barrio como en casa, que los vecinos o los dependientes te digan "Buona giornata". Descubrir esos rincones tan especiales de barrio donde las cosas cuestan la mitad o menos que en el centro y donde el ambiente es puramente italiano.

Conocer gente nueva y darte cuenta que, igual que hay italianos rancios, también hay italianos muy agradables y divertidos. Empiezas a decir poco a poco frases en italiano y muchas otras veces a pensar e italiano pero, no aun con la suficiente seguridad como para decirlas en alto.

Llegas a casa después de un día duro, abres la ventana porque hace tanto calor que piensas que te va a dar un jamacuco y de repente suenan las campanas de la iglesia del barrio, escuchas los pájaros como salen asustados por el ruido y cuando todo acaba, tu vecina, con la ventana abierta también por el calor, empieza a tocar una preciosa canción al piano que te hace cerrar los ojos y pensar..."¡Que afortunada soy de estar aquí ahora!"

O simplemente, necesitas reconectar con la ciudad, con lo que tanto te gusta de ella, y te vas a dar un paseo por el centro, evitando las zonas mas turísticas o yendo a horas mas tranquilas, y te das cuenta de la belleza de la ciudad en la que vives, de que podrías pasar allí el resto de tu vida simplemente sentada en esa plaza, mirando el Pantheon, traspasando los muros del Coliseo imaginando lo que allí ocurría, cruzando el Tiber hasta el Trastevere y dejándote embelesar por la música de los artistas callejeros...

Entonces caes en la cuenta de que es lo que te llevó a esta ciudad, y no solo lo que te llevó hasta ella, si no lo que te atrapó y aun te atrapa, esa red invisible que te sujeta para que puedas vivir la experiencia plenamente.

Sin duda alguna, Roma, no basta una vida para conocerla. Hoy hace tres meses que llegué pero siento que aun queda tanto que hacer aquí que he decidido quedarme unos meses mas.


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11 comentarios:

  1. Como siempre que te leo, y desde hace mucho, te digo, aprovecha tú que te puedes perrmitir con 30 años estar en Roma, sin ningún proyecto laboral de futuro que te permita cotizar para tener una pensión de jubilación...
    Solo la gente con un respaldo familiar importante, puede permitirse ese lujo, que es eso, un lujo, no despreciable, y que hay que disfrutar hasta que puedas.
    Enjoy it!
    M.

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    1. Somos muchos los que hoy en día tenemos que aceptar trabajos, sino becas y demás alternativas ,salidas al fin y al cabo, que no suponen ninguna cotización para nuestra futura pensión (si es que eso existe el día en el que nos correspondería recibirla...); que tenemos que pensar en salir adelante y salvar nuestro día a día, antes que nuestro propio futuro (repito, antes que nuestro propio futuro, la elección por lo tanto no es para nada fácil ni tranquilizadora).
      Eso no quiere decir que, no estemos llenos de planes ni sueños para el día de mañana, llenos de expectativas y esperanzas de ir siempre hacia una mejor situación. Y esto no quiere decir, que aceptemos que nuestro destino no vaya a ser el que nosotros queramos y elijamos vivir; la siguiente decisión: es pelear con todo lo que tenemos por conseguirlo.

      Habrá gente que por las circunstancias que sea, para poder llevar la vida que desea, viva a los treinta años de su familia, pero desde luego, hay otros muchos que no. Me niego a pensar que sea incompatible cumplir un proyecto y sueño de vida, con el ser autosuficiente económicamente, y con asumirse cada uno las responsabilidades que le corresponden o que haya elegido y aceptado; me niego en rotundo a pensar que solo podemos obtener lo bueno de la vida si esto nos es regalado.
      Me niego a asumir una posición derrotista, puesto que creo totalmente en la capacidad humana para seguir adelante y lograr todo lo que se proponga por uno mismo. Si no creemos en eso, mal vamos.

      No creo para nada que sea un lujo llevar a cabo la vida que un anhela para si mismo, sino un absoluto derecho, y al mismo tiempo una decisión muy valiente el pelear por ello. Por supuesto que supone un esfuerzo, por supuesto que supone renunciar quizás a otras muchas cosas, pero se trata tal vez de priorizar.
      Desde luego que las excusas, autojustificaciones o autocompadecimientos, son solo barreras ante este objetivo.

      Todos los sueños que Marta realiza, salen de su esfuerzo, no del bolsillo de ninguna otra persona que no sea ella misma; ha tenido la capacidad de construirse, de ingeniarse un trabajo (no entiendo porqué dudar lo contrario...como no entiendo el cuestionar el que uno pueda conseguir esto por uno mismo, la verdad) que le permite compaginar y fundir su vida laboral con todo lo que quiere hacer, en este caso: viajar y conocer el mundo; y por lo tanto, también de arriesgar, con todos los miedos o dudas que eso conlleva. Ha tenido la capacidad de crearse una salida y un camino hacia lo que quiere para si misma.
      Puede porque ha querido, puede porque invierte sus horas diarias y de vida en su trabajo como el que más, puede porque ella misma se lo permite y se lo trabaja y pelea.

      Hay gente que se imagina la vida que le gustaría vivir, hay otros que discurren y luchan para poderla llevar a cabo; Marta es uno de estos casos, como por suerte, otras muchas personas.

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    2. Nunca dejaré de buscar lo que creo me hará feliz y disfrutar de las ilusiones de mi vida aunque ello suponga luchar y esforzarme cada día.

      Me puedo permitir vivir en Roma a los treinta años porque me lo he trabajado y trabajo. Cada cosa que he conseguido en mi vida, puedo decir orgullosa que lo he conseguido gracias a mi esfuerzo y nunca he necesitado de un respaldo económico por parte de nadie porque siempre he buscado alternativas para conseguir mis sueños, o al menos acercarme a ellos, aunque ello haya supuesto trabajar jornadas de quince horas o sentirte perdida en un país en el que no hablas el idioma y no conoces a nadie. A mi me merecía la pena el esfuerzo.

      Por supuesto que tengo un respaldo familiar importante, es lo mas importante que tengo en mi vida, mi familia, pero ellos no viven mis sueños ni me dan los medios para vivirlos, eso lo hago yo. Ellos me apoyan y disfrutan viéndome feliz como yo hago con ellos.

      Si ir en busca de tus sueños es permitirse un lujo, si, yo me lo permito, pero porque, como dice María, para mi no es un lujo, es un derecho y creo en ello. No me vale con soñar con la vida que me gustaría tener, busco la manera de conseguirla y lucho por ello.

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  2. Gracias a ambas por vuestras respuestas. No pretendía decir que "vives" de tu familia, imagino que curras mucho durante unos meses para poder escapar luego a cualquier país, para cumplir un sueño. Eso es un "lujo", insisto...Evidentemente puedes hacerlo porque cuentas con el apoyo familiar durante el tiempo que estás ahorrando, y cuentas también con el apoyo familiar, para cuando toque, poder volver. Eso es un "lujo", algo que muchos (yo misma) hemos disfrutado a los 20. Lo que me preocuparía a mi es plantearme que empiezas a entrar en unas edades, en las que cada vez será más difícil conseguir empleo. Lo siento es la realidad. Te felicito porque puedas seguir haciéndolo, y en ese sentido es el que digo que tienes la suerte de contar con un respaldo familiar.
    Gracias.
    M.

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    1. Afortunadamente, cada persona tiene una visión de lo que quiere hacer con su vida, de lo que para el/ella es una prioridad y ninguna es mejor que otra, son diferentes caminos. Para unos, es mas importante el futuro, para otros el presente. Lo que tengo claro es que evitaré ponerme excusas a mi misma para dejar de hacer lo que realmente quiero y que haré lo que esté en mi mano para conseguirlo, lo consiga o no. No quiero mirar atrás y pensar en lo que me hubiera gustado hacer si no en lo feliz que me hizo luchar por conseguirlo y vivirlo. Por supuesto, respeto cualquier opinión pero esta es mi vida y, haciéndolo bien o equivocándome, la viviré como creo que debo vivirla.

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  3. Me ha gustado mucho este post, Marta. Como se suele decir "hay que escribir con imágenes", y yo he visto abrir esa ventana, tañir las campanas de la iglesia y hasta volar los pájaros...

    Ojalá mi lectura hubiese quedado ahí, prendada de los acordes de un piano, sin pasar a la sección de los comentarios.

    Tengo una curiosidad. Tú que has vivido en varios países y continentes: ¿La gente es tan negativa como en España? Y, por otra parte, ¿insisten tanto como aquí en el "deberías hacer esto o lo otro..." , creyéndose estandartes únicos de la verdad sobre la forma de vida ajena?

    Un fuerte abrazo.

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    1. Hola Seren, gracias por leerme. Siento mucho que los acordes de un piano no hayan sido lo último con lo que te quedases de este post :)

      La verdad es que, en mi experiencia, en la mayoría de los países donde he vivido o viajado, tienen una mentalidad mucho mas abierta sobre lo que "debes hacer". No debes hacer nada mas que vivir de acuerdo con lo que quieres y sin hacer mal a otros...Y con esta básica premisa, tienes miles de opciones, estilos de vida o posibilidades para desarrollarte como persona y vivir. Nada está escrito, cada uno marca su ritmo, su camino...Hay mas libertad en general. Supongo que eso depende de la educación que nos dan pero cada vez conozco mas personas en España con una vida alternativa a "lo normal" y son muy felices, que al final es lo que realmente cuenta.

      Un abrazo grande Seren!

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    2. Seren, yo creo que en los comentarios lo que hemos hecho es exponer una visión personal, sin pretender imponer ninguna verdad absoluta ni juicio; se trata simplemente de compartir una opinión a raíz de las experiencias de otra persona y las nuestras propias.
      Un saludo.

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    3. María, tu comentario me pareció muy positivo en el sentido de defender el derecho de luchar por la vida que uno quiere llegar. No pretendía que te sintieras aludida con las dos preguntas que he hecho a Marta porque, en realidad, tus palabras destilan puro optimismo.

      Un saludo.

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  4. Pero quién ha dicho que hay que hacer esto y lo otro??? Si lo que llevo diciendo desde hace dos comentarios, es que te envidio, por poder seguir viviendo así!!!
    Disfruta...Ya lo dije, en mi primer comentario, Enjoy it!! Pero, por favor, a los soñadores, y escuchadores de instrumentos, eso solo se puede hacer de una forma, y ella la tiene...
    A los cuarentones que te leen y que habéis viajado,estudiado, y disfrutado en el extranjero, no la envidáis?
    Es que por favor, puedes hacerlo por tener ese "support"...
    Gracias de nuevo...
    M.

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    1. M: Por respeto a Marta, ya que este es su blog, no quiero crear polémica, pero respondo por alusiones.

      Además de soñadora y escuchadora de instrumentos soy cuarentañera. Nada de cuarentona. El día que deje de soñar o escuchar pianos imaginarios entre las líneas de un buen texto, que paren el mundo que me bajo.

      Ya que soy "cuarentona" (hija, qué mal suena, de verdad) respondo a tu pregunta. ¿Envidio a Marta? Por supuesto que sí. Pero lo que envidio son sus agallas para hacer realidad su sueño de vivir donde le plazca.

      No estoy de acuerdo en que tener una ayuda familiar a modo de salvavidas, "por si acaso las cosas salen mal", sea la única forma de irte a otro país a buscarte las castañas. Conozco gente que se ha ido con la maleta, el currículo y cuatro perras para sobrevivir un mes... y punto.

      Tu posición de que "es la única manera de hacerlo" es verlo desde la posición cómoda. E insisto, no es la única. Es lo que creo, pero cada cual tiene sus creencias; sería muy aburrido que todos pensásemos lo mismo.

      Nadie ha dicho que haya que hacer esto o lo otro, como comentas, pero sí has sugerido que a partir de ciertas edades las cosas se ponen cada vez más difíciles. Cierto. Pero yo no creo que con 30 años tengas que hacer planes a largo plazo: que si pensión de jubilación, que si un proyecto laboral... Solo falta la familia numerosa con el monovolumen en un anuncio televisivo. Me asfixio con todas esas creencias tradicionales que nos hacen tragar. ¡Un poco más de libertad de acción, de flexibilidad en la forma de vida que uno quiera llevar, y un poco más de optimismo, por favor!

      Prefiero seguir creyendo que todo, todo se puede conseguir si te lo propones... Pero hay que lanzarse a intentarlo. Llámame ilusa.

      Gracias por escuchar. Si me pongo a escribir no paro.

      Saludos y buen fin de semana.

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