Después de facturar, pasar el control de seguridad, subirme al avión, bajarme del avión y coger el autobús que me llevaba del aeropuerto a la ciudad como una autómata sin darle mayor importancia o emoción, de repente, empezó a sonar una canción italiana en la radio del autobús, de estas canciones que, aunque no entiendas, tienen mucho significado para ti, que nunca antes has oído y que solo volverás a oír en un bar meses o incluso años después y que te hará sonreír y recordar ese momento con ternura y casi con la misma emoción que empiezas a sentir justo ahora ya que despierta tus sentidos y te dice "Aquí empieza todo".
Solo en ese momento, me di cuenta de que empezaba una nueva aventura y que ya había llegado al destino, Roma. Un escalofrío recorrió mi cuerpo poniéndome la carne de gallina y los pelillos de punta. ¡Que bonita sensación! Espero que todo esto no fuera porque el conductor pusiera el aire acondicionado...
Antes de llegar a Roma, contacté con una española que alquilaba la otra habitación del apartamento donde vivía. Me gustó bastante la habitación que alquilaba y el barrio así que reservé la habitación para pasar unos días allí y decidir si me gustaba o no.
María, la chica española, insistió en venir a buscarme a la estación de tren y así ir juntas hasta casa, a unos quince minutos andando. Cuando bajé del autobús allí estaba. Un corto camino charlando sobre el viaje nos llevó a casa, el típico edificio italiano de techos altos e infinidad de escaleras, ¡quinto piso sin ascensor! Menos mal que María me ayudó...
La casa me encantó, tal y como la había visto en las fotos aunque aun mas grande. ¡Tenemos hasta un balconcillo! En mi habitación, bastante grande, unas margaritas naturales en la mesilla dándome la bienvenida :)
"¿Prefieres cenar en casa o tomamos algo fuera?" Me preguntó María. "Estoy un poco cansada pero no tengo nada de comida así que si quieres cogemos una pizza en la calle y..." "¡No! ¡No te preocupes por eso! Hacemos algo de pasta que tengo y ya está..." Mientras me hacía un poco a la casa, sacaba lo imprescindible y demás, María me cocinó unos deliciosos y auténticos tallarines carbonara (con huevo, nada de nata) en un santiamén que acompañó con la típica birra Moretti. ¿Se puede tener un mejor recibimiento?
Contándonos la una sobre la otra, nos dieron la una y media de la mañana. María teniendo que trabajar al día siguiente y yo cansada de tanto trajín, nos fuimos a dormir. "¡Mañana mas!" pensé, y me fui a la cama con una sensación de agotamiento pero a la vez de emoción porque todo había empezado tan bien que no podía seguir de forma diferente.
A la mañana siguiente deshice la maleta y recogí mis cosas mientras de fondo escuchaba la radio italiana con "solo canzoni in italiano". Hacía un día espléndido y me moría de ganas por ir a dar una vuelta así que miré el mapa y me dirigí hacía el Coliseo.
Es curioso lo diferente que ves un lugar al que vas a visitar por turismo y al que vas para vivir una temporada. Quizás es porque tienes toooodo el tiempo del mundo para pararte a mirar, para pensar en lo que ves, para ver mas allá de lo obvio... Yo estaba como en una nube, como en una peli pero claro, ¿quien no? Roma es así, tan romántica, tan...italiana...
Entre pequeñas callejuelas con encanto, escondidas para los turistas pero dispuestas a ser descubiertas por quien tenga un poco mas de curiosidad o tiempo, aparece frente a mi el coliseo.
Pero no solo tenía enfrente el Coliseo, también tenía cientos de turistas, un montón de autobuses que traían aun mas. Las guías gritaban en varios idiomas "ragazzi!" "ale ale ale" y otras frases que no sabría como escribir (koreano, chino, alemán...), un tráfico caótico que no te dejaba ni cruzar por el paseo de peatones, bueno, si te dejaba, pero bajo tu responsabilidad, y los legionarios romanos del siglo XXI posando con los turistas por una propina. Roma turística en su estado puro.
La idea era dar solo un paseo por la zona del Coliseo pero entonces ves los foros, la plaza de Vittorio Emanuelle II y sigues y sigues caminando atraída por algo que ya has visto pero que aun así te sigue sorprendiendo. Por el camino te cruzas con monjas y curas de todas razas y colores, pero incluso te puedes encontrar a otro tipo de ¿monjes? intentando ganarse la vida.
Redescubres lugares donde ya habías estado, haciendo un esfuerzo por recordar como se llegaba a ellos y olvidándote del mapa, simplemente caminas, por que si te pierdes, lo que peor que puede pasar es que encuentres algún bonito rincón así que me arriesgo encantada.
De vuelta a casa, paro para comprar una tarjeta de teléfono italiana. En medio de la compra, aparece el típico italiano moreno, con las gafas de cristales de policía, fuerte, con una camiseta de tirantes y me habla en italiano. Le digo que no le entiendo y me pregunta de donde soy. "Española!, las españolas sois muy calientes!" me dice en italiano...Y yo me quedo con cara de..."hola???!! así es como entabláis una conversación???!!" pero no...Lo mejor estaba por llegar. Me pregunta si estoy soltera o casada, saca su guitarra de la funda y empieza a cantarme en español "Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez..." y yo con una vergüenza, parecía Heidi, con los mofletes colorados y mi cara de esto no puede estar pasando... Al final acabamos el dependiente, otro cliente y yo medio cantando con él. ¡Bienvenida a Italia!
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Ya te dije que los italianos eran muy atrevidos con las españolas ;)
ResponderEliminarYo cuando estuve en Roma me intentaron timar. Un tipo en coche me vio por la calle, creo que cerca de la boca de la verdad, y se paró a mi lado. El muy ladino me empezó a comer la cabeza con una historia, pero cuando me olí que me iba a pedir dinero le dije que ya si eso nos veíamos. No dijo nada y me largué. Hay que tener cuidado, Marta, que en el mundo, como tú bien sabrás, hay de todo y detrás de cada esquina puede haber una sonrisa... o cosas peores. Cuídate.
Si si Pedro...no he necesitado mucho tiempo para comprobarlo :) Está claro que siempre tenemos que andar con ojo, y mas en un país donde la especialidad es embriagarte hablando....jejeje, aquí te venden hasta un clavo como si fuera la solución a todos tus problemas... Un abrazo!
EliminarMarta he descubierto tu blog hace poco y me encanta!! Ya he leído tus post anteriores y me parece fantástico que hagas lo que realmente quieres,además has vivido precisamente en los países en los que me gustaría estar,pero no tengo tu valentía ni muchos recursos para poder hacerlo. Muchísima suerte y seguiré con mucho interés esta nueva aventura. Un beso.
ResponderEliminarLaura
Hola Laura, ¡Bienvenida! Todo es cuestión de tiempo y de ilusión, ya verás como algo puedes hacer ;) Gracias por la suerte y por leerme. Un abrazo grande!
EliminarMarta, transmites muchísimo con lo que escribes. La verdad es que me has alegrado el día leyendo esta nueva entrada, y lo que me he podido reír con el final :D
ResponderEliminar¡Disfruta de tu nuevo hogar! Y ya sabes que esperamos nuevas noticias.
Un beso.
Hola Seren! Me alegro mucho de haberte arrancado una sonrisa :) para eso estamos... Os seguiré contando! Un abrazo grande :)
EliminarHola!! vaya bienvenida! llegué a tu blog buscando en google información sobre la ruta para ver los amish, jeje. Me gusta tu blog!!
ResponderEliminarGracias Verónica! :)
EliminarHola. Aqui Chema.
ResponderEliminarOLE Bambina... ;-)
Por lo que veo ya te has hecho y no acabas ni de asentarte un poquito... eso es adaptacion je je
Pues disfruta muuuuuucho y si puedes muuuuuuuuuuuuuuuucho mas... y nos lo cuentas claro
besos
Aprovechando desde el principio Chema!! :) Ya he he tenido alguna que otra anecdotilla mas que os cuento en breve...jejeje, un abrazo!
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