jueves, 14 de junio de 2012

HIROSHIMA Y MIYAJIMA

Hoy iba a ser un día especial. Llevaba muchos años queriendo visitar Hiroshima. He visto muchos documentales sobre lo que ocurrió el seis de agosto de 1945. Aquel bombardeo atómico, junto con el de Nagasaki, que puso punto final a la segunda guerra mundial. Se tratan de los únicos ataque con bomba atómica de la historia, y espero que los últimos.

Se estima que antes de que acabara el año del bombardeo, la bomba de Hiroshima había matado a mas de 140.000 personas y la de Nagasaki a mas de 80.000.

Desde Kioto en el tren de alta velocidad se tarda menos de dos horas. Al llegar a la estación, la mejor forma de llegar al Parque Memorial de La Paz es cogiendo un tranvía que tarda unos diez minutos en llegar.

Lo primero que te encuentras al bajar del tranvía es La Cúpula Genbaku, que es el único edificio que quedó en pie después del bombardeo. Se dejó tal y como quedo que sirve hoy como símbolo de esperanza en la paz mundial y la eliminación de las bombas atómicas.




Es impresionante pensar que es el único edificio que no fue destruido. Antes de que ocurriera lo de la bomba atómica Hiroshima era una ciudad como lo que puede ser hoy Valladolid o algo así. No podría imaginarme que de repente, en un abrir y cerrar de ojos la ciudad desapareciera por completo.



Cruzando el puente, reconstruido, llegamos al Parque Memorial de la Paz. Nada mas llegar vemos a una gran cantidad de niños de diferentes colegios llegando a La Estatua de los Niños de la Bomba Atómica.



Se trata de un monumento en honor a la gran cantidad de niños que murieron tras el bombardeo. A los pies de la estatua encontramos a un grupo de niños que al llegar mantuvieron silencio y, mientras empezaba a caer una fina cortina de agua, al unísono empezaban a cantar una preciosa canción muy emotiva para recordar a los niños víctimas de la bomba de Hiroshima.




Fue algo tan emotivo. Se pusieron los pelos de punta, un nudo en la garganta y un sentimiento de pena que aun hoy al recordarlo vuelve a mi. Después de la canción, un minuto de silencio con la cabeza reclinada.

Algunos de los niños dejaron unas ofrendas de colores hechas a base de mini pajaritas de papel. Fue aquí cuando nos enteramos de la historia de Sadako Sasaki.

Sadako Sasaki fue una niña que vivía en Hiroshima cuando explotó la bomba atómica. Para entonces solo tenía dos añitos pero pareció no afectarle ya que creció fuerte y sin problemas. Nueve años después, de repente, mientras corría en un parque, se cayó en el suelo. Fue entonces cuando fue diagnosticada con leucemia, o también conocida como "enfermedad de la bomba A".

Su mejor amiga le recordó una vieja tradición sobre una persona que hizo 1000 grullas de papel (origami) y como agradecimiento los dioses le concedieron un deseo. Así que su mejor amiga le regaló una grulla hecha de papel dorado diciéndole "aquí tienes tu primera grulla" para que completase las 1000 grullas y pudiese pedir el deseo a los dioses de curarse.

Llegó a hacer 644 grullas de papel pero al final la enfermedad pudo con ella cuando tan solo tenía doce años. Sus compañeros de escuela acabaron las 256 grullas que faltaban para completar las 1000 pero miles de niños en Japón y en todo el mundo se unieron a ellos haciendo mas y mas grullas de papel para pedir la paz en el mundo y para recordar a todos los niños que murieron a causa de las dos bombas atómicas.




Caminando sobrecogidas por el parque llegamos a la llama de la paz y al Cenotafio Memorial. Un lago en medio y los jardines que rodean la zona dan mucha paz a este parque donde tanto horror ocurrió. A través del Cenotafio Memorial se puede ver de fondo la cúpula en pie y la llama de la paz.




Por una cantidad simbólica, unos cincuenta céntimos de euro, entramos al Museo Memorial de la Paz. Es un museo que sobrecoge por lo gráfico que es. En él se cuenta la historia de porque fueron elegidos Hiroshima y Nagasaki, de cuando se tomó la decisión, quien la tomo, como se llevó a cabo y las consecuencias que tuvo.




Es brutal ver las fotos que en el museo se exponen sobre como la gente, después de la bomba, buscaban desesperadamente refugiarse y buscar a sus seres queridos.




Aunque poco días después de lo que ocurrió, creo que esto va en la personalidad y la forma de ver la vida de los japoneses, intentaron volver a empezar de cero, que el tiempo no se parase en aquel fatídico día, había que seguir adelante. Por eso surgieron hasta escuelas improvisadas en plena calle.




Después de un día bastante intenso, un repaso por la historia y aprender bastante sobre lo que ocurrió en Hiroshima, nos cogimos un tren hasta Miyajima que es una isla muy curiosa bastante cerca de Hiroshima.

Bastante curiosa porque es una isla donde, además de que los cervatillos viven salvajes sin molestar y sin ser molestados, en ella existe un enorme Tori en el mar, si si, en el mar.




Cuando la marea está alta el Tori es cubierto por el mar dejando una imagen muy curiosa ya que parece que está flotando. Cuando la marea está baja se puede ver el Tori en la playa de la isla.




El problema es que un par de semanas antes de llegar nosotras hubo una tormenta muy grande que afectó notablemente el Tori por lo que estaba en restauración por lo que los andamios no permitían ver bien el Tori aunque si que se podía intuir.




De vuelta en el ferry, despidiéndonos de Miyajima y de sus cervatillos, nos paramos a pensar las cosas tan maravillosas que puede hacer el hombre y como a su vez es capaz de hacer cosas tan terribles...




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