viernes, 31 de mayo de 2013

NÁPOLES Y POMPEYA, UNA VISITA OBLIGADA

A tan solo una hora de Roma en tren, se encuentra una de las ciudades mas grande e importante de Italia, Nápoles.

Conocida por ser el auténtico origen de la pizza, por sus calles peligrosas, por sus problemas con la basura y por sus artesanos creadores de belenes, Nápoles es además una excelente punto de partida para hacer excursiones a Pompeya y Herculano y además para visitar la Costa Amalfitana.

Nosotras decidimos pasar una noche en Nápoles para así poder visitar Pompeya y pasear un poco por la ciudad a la vuelta de la excursión.

Para llegar a Pompeya, hay que coger la línea Circumvesuviana. Un tren bastante descascarillado y sin aire acondicionado que suele estar lleno la mayoría de horas del día. En poco mas de media hora, llega a la parada Pompei Scavi-Villa dei Misteri

A pocos metros de la estación encuentras una hilera de bares, restaurantes y pequeños puestos con recuerdos y, tras pasarlos, las taquillas para entrar en esta mágica ciudad víctima de la erupción volcánica mas famosa de todos los tiempos que ocurrió en el año 79 a.c.


Porta Marina te da la bienvenida a la ciudad, que te sorprenderá nada mas cruces su umbral. Es mucho mas grande de lo que esperaba. 



No era un pequeño pueblo si no mas bien una ciudad de grandes dimensiones con restaurantes, tiendas, edificios administrativos, basílicas, templos y su gran foro principal.


Sorprende pasear por sus calles de grandes adoquines perfectamente conservados y pensar la cantidad de gente que pasó por estos mismos y el tiempo que hace de ello.


Toda la ciudad está rodeada de arboleda, olivos, una zona muy verde que la hace un mas bonita por su entorno.


Algunas de las casas aun mantienen los frescos de la época. ¡Es increíble! 


Pero lo que mas me impactó fueron los restos de los cuerpos de algunos de los vecinos que fueron abrasados aquella fatídica noche.


Es una visita altamente recomendable que llevaba mucho tiempo queriendo hacer. A pesar de haber visto varios documentales sobre lo que allí ocurrió, no hay nada como verlo in situ y dejarte llevar por lo que cuentan esos restos, esas calles sobre la historia de esta misteriosa ciudad.

De vuelta a Nápoles, tras una explicación exhaustiva del recepcionista del hotel sobre como teníamos que llevar el bolso, sobre que cosas podíamos llevar a la calle y que cosas no, nada de joyas y mucho cuidado con móviles y cámaras, o sobre como actuar en caso de problema (y nosotras quedarnos con la boca abierta y con el miedo en el cuerpo) nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad.

No hay mejor forma de conocer Nápoles que a pie. El centro no es muy grande así que es bastante  accesible andando. Si quieres visitar los dos castillos y la Plaza Plebiscito, puedes coger un autobús y caminar un poco mas para llegar porque no está muy lejos del centro.

Además, hay una ciudad subterránea bastante curiosa que merece la pena visitar, pero que nosotras no tuvimos tiempo de ver.

Nápoles es la típica ciudad decadente, estilo Lisboa, pero con mucho encanto. De calles estrechas llenas de ropa colgada en los balcones y ventanas.


El centro de la ciudad destaca por tener gran cantidad de iglesias en un espacio relativamente pequeño, además de la catedral.



Las calles mas interesantes del centro para visitar son Via Tribunali y Via S. Biagio dei librau, donde se pueden encontrar gran cantidad de pequeñas tiendecitas de barrio mas baratas que en otras ciudades italianas.


En una de estas tiendas, nos compramos uno de los dulces mas típicos de la ciudad, la sfogliatella, una especie de croisant hecho a base de capas y relleno normalmente de ricotta. ¡Delicioso!

Sabíamos que el belén típico navideño era una tradición muy importante en Nápoles pero no sabíamos que había una calle de artesanos dedicados solo a fabricar figuritas para estos nacimientos, la calle S.Gregorio Armeno, una calle con mucho encanto.


¡De casualidad! Nos encontramos con el mas que tradicional Polichinela napolitano en una de los callejones del centro, aunque ya lo habíamos visto representado en panderetas, cuadros, imanes, cuadros, postales...


No nos podíamos ir de Nápoles sin comer una auténtica pizza napolitana. Nos recomendaron una pizzeria muy antigua, Da Michele, pero cuando llegamos, había una cola... Pero encontramos otra pizzeria de 1923 deliciosa, Pizzeria Trianon.


Otra cosa puede, pero hambre no pasamos....


Otras entradas que te pueden interesar:





6 comentarios:

  1. El año pasado hice el mismo recorrido que tú, y pude comer en Da Michele... qué maravilla! Me alegro de que disfrutárais tanto Pompeya y Nápoles, merece mucho la pena hacer una visita obligada a estas dos ciudades :)

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si! Aunque pasamos un pelín de miedo en Nápoles, quizás es mas lo que te cuentan que la realidad, merece la pena porque es una ciudad diferente, otra Italia, por no hablar de Pompeya...Un abrazo!

      Eliminar
  2. parli italiano già? :)

    ResponderEliminar